Pajaritos de amor


Había una vez una niña llamada Alana, de 6 años, que vivía en un hermoso pueblo rodeado de flores y árboles. Alana era muy feliz porque tenía a su mascota, un perrito llamado Toby, quien era su mejor amigo.

Alana y Toby hacían todo juntos: jugaban en el parque, se contaban secretos y dormían abrazados todas las noches. Eran inseparables.

Pero un día triste, cuando Alana regresaba de la escuela, se dio cuenta de que Toby ya no estaba allí para recibirla con alegría. La pequeña sintió tristeza en su corazón al darse cuenta de que su querido amigo había partido al cielo. El dolor invadió sus pensamientos y lágrimas llenaron sus ojos.

Alana extrañaba mucho a Toby y no sabía cómo superar la separación. Pero entonces, algo mágico comenzó a suceder en el pueblo. Las flores empezaron a crecer más fuertes y coloridas que nunca antes.

Los pájaros cantaban melodías llenas de esperanza y los rayos del sol brillaban con más intensidad. Un día, mientras paseaba por el parque donde solía jugar con Toby, Alana encontró un nido abandonado en uno de los árboles. Dentro del nido había tres pequeños huevitos.

La niña supo inmediatamente lo que debía hacer. "¡Mamá! ¡Papá! ¡Encontré unos huevitos abandonados! ¡Tenemos que cuidarlos!", exclamó emocionada Alana.

Sus padres entendieron lo importante que era para ella ayudar a esos pequeños pajaritos y juntos construyeron un nido seguro en el patio trasero de su casa. Alana cuidaba con amor los huevitos, asegurándose de que estuvieran calentitos y protegidos. Pasaron los días y finalmente los huevitos se rompieron, revelando tres hermosos pajaritos.

Alana les dio nombres: Sol, Luna y Estrella. Los alimentaba con paciencia y cariño, al igual que lo hacía con Toby. Con el tiempo, Sol, Luna y Estrella crecieron fuertes y valientes.

Aprendieron a volar alto en el cielo azul como si fueran pequeñas estrellas brillantes. Alana sonreía orgullosa cada vez que veía a sus nuevos amigos volar libremente. Un día soleado, mientras jugaba en el parque junto a los pajaritos, Alana sintió una brisa cálida acariciar su rostro.

Cerró los ojos por un momento y pudo sentir la presencia de Toby a su lado. —"Toby" , susurró Alana con lágrimas de felicidad en sus ojos. "Sé que estás aquí conmigo".

Alana comprendió entonces que aunque Toby ya no estaba físicamente presente, siempre estaría vivo en su corazón. Y también entendió que la vida es un ciclo donde hay separaciones dolorosas pero también hay esperanza y renacimiento.

Desde aquel día, Alana siguió cuidando de Sol, Luna y Estrella como si fueran tesoros preciosos. Sabía que así como ellos habían renacido para traerle alegría nuevamente a su vida, ella también podía encontrar nuevas amistades y aventuras.

Alana aprendió que el amor y la amistad nunca desaparecen, solo se transforman. Y aunque extrañaba a Toby, sabía que él siempre estaría mirándola desde el cielo, cuidándola y guiándola en su camino.

Y así, con esperanza en su corazón y una sonrisa en su rostro, Alana continuó viviendo cada día lleno de alegría y gratitud por los momentos compartidos con sus queridos amigos: Toby, Sol, Luna y Estrella.

Dirección del Cuentito copiada!