Paloma y el viaje prehistórico



Había una vez una niña llamada Paloma, una pequeña aventurera de tan solo 5 años. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, encontró un extraño objeto brillante enterrado bajo la tierra.

Sin pensarlo dos veces, lo agarró y ¡zas! De repente, se encontró en medio de un bosque desconocido. Paloma miró a su alrededor y se dio cuenta de que no estaba en su tiempo ni en su lugar.

Se había transportado a la prehistoria. Aunque asustada al principio, decidió aprovechar esta oportunidad única para aprender sobre cómo vivían los antiguos seres humanos. Caminando por el bosque, Paloma llegó a unas cuevas donde los hombres primitivos vivían.

Intrigada por saber más sobre ellos, entró sigilosamente y observó cómo construían sus hogares utilizando ramas y piedras. De repente, vio algo impresionante: uno de los hombres descubrió cómo hacer fuego frotando dos palos juntos.

Paloma quedó maravillada por esta increíble invención y decidió intentarlo ella misma cuando regresara a casa. Continuando con su exploración, Paloma llegó a otra cueva que era diferente a las demás; estaba llena de pinturas rupestres en las paredes. Los colores vibrantes representaban animales como bisontes y ciervos.

La pequeña aventurera se sintió inspirada e imaginaba cómo habría sido estar allí cuando esas pinturas fueron creadas. Mientras seguía caminando por el bosque prehistórico, escuchó ruidos extraños provenientes de la distancia.

Siguiendo el sonido, llegó a un claro donde vio a un grupo de hombres primitivos cazando un mamut. Paloma observó cautelosamente mientras los hombres trabajaban en equipo para acorralar al gigante animal.

Aunque asombrada por su valentía, también se sintió triste por el sufrimiento del mamut. Decidió que cuando regresara a casa, haría todo lo posible para proteger y cuidar a los animales en peligro de extinción.

Justo cuando Paloma estaba lista para volver a casa, notó que el objeto brillante que encontró en su jardín comenzaba a emitir una extraña luz. Se agarró fuertemente y ¡zas! De repente, estaba nuevamente en su jardín.

Con el corazón lleno de emoción y conocimiento, Paloma corrió hacia adentro para contarle todo sobre su increíble aventura a sus padres. Les habló sobre las cuevas, cómo descubrieron el fuego, pintaron las paredes y cazaron mamuts.

A partir de ese día, Paloma se convirtió en una pequeña defensora del medio ambiente y siempre recordaba la importancia de cuidar nuestro planeta y todas las especies que lo habitan. Y así es como Paloma aprendió lecciones valiosas sobre la historia humana y el respeto por la naturaleza gracias a su emocionante viaje en el tiempo.

Desde entonces, cada vez que miraba al cielo estrellado por la noche, sabía que había mucho más por descubrir más allá de nuestro propio mundo.

FIN.

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