PAMPI y su Primer Día en el Cole



Era un hermoso día soleado en el bosque de Bambú. Los pájaros cantaban y las flores brillaban en muchos colores. PAMPI, el pequeño panda, despertó sintiéndose emocionado y nervioso. Hoy era su primer día en el cole. "¡Ay, qué lindo sería quedarme en casa jugando!", pensó Pampi mientras se arreglaba. Pero su mamá, la señora Panda, decidió que era hora de enfrentar sus miedos. "Pampi, recordar que siempre hay algo nuevo y divertido en cada aventura. ¡Solo debes atreverte a intentarlo!".

PAMPI, con un nudo en el estómago, tomó su mochila llena de lápices y cuadernos. Cuando llegó a la escuela de animalitos, vio a sus nuevos compañeros jugando en el patio. Había conejitos, erizos y hasta un pequeño zorro. "Hola, yo soy PAMPI", se presentó tembloroso. Pero nadie parecía escucharlo. PAMPI sintió que un gran miedo lo invadía. "¿Y si no les gusto?", se preguntó. La señora Panda lo abrazó fuerte antes de que él entrara al salón. "Recuerda, hijo mío, todos están tan nerviosos como vos. ¡No tengas miedo!".

Ese día, en el aula, tenía que presentarse frente a todos. Cuando llegó su turno, PAMPI sintió que su corazón latía muy rápido. "Hola, soy PAMPI, soy un panda y me gusta jugar...", comenzó a decir, pero su voz temblaba. Lo que no sabía era que a su alrededor, todos estaban escuchando con atención.

Cuando terminó, un conejito llamado Tico levantó la mano: "¡Yo también tengo miedo de presentarme!". PAMPI se sintió aliviado al escuchar eso. "¿De verdad?" - preguntó. "Sí, todos tenemos algo de miedo en el primer día. Pero podemos ser amigos juntos". Eso hizo que PAMPI se sonrojara y sonriera un poco.

El aula estaba llena de juegos y risas. Al rato, la maestra, una sabia tortuga llamada Doña Tortuga, propuso un juego llamado "La búsqueda del tesoro". PAMPI nunca había jugado a eso. "¿De qué se trata?" - preguntó curioso. La maestra sonrió y explicó: "Vamos a dividirnos en equipos y buscar pistas en el bosque. Trabajando juntos, encontraremos un tesoro escondido. ¡No te preocupes si no sabes cómo hacerlo, yo estaré aquí para ayudarte!".

PAMPI fue elegido en un equipo con Tico, una eriza llamada Nena y un zorro llamado Luis. "No tengo idea de cómo conseguir el tesoro", dijo PAMPI desanimado. Tico respondió: "¡No importa! Vamos a intentarlo. Yo tengo una pista que encontré antes". La eriza Nena añadió: "Al ser amigos, podremos resolver cualquier cosa".

Y así comenzaron su búsqueda. Pampi tomó una gran bocanada de aire y siguió a sus nuevos amigos. El primer enigma los llevó hacia un hermoso estanque. Juntos, encontraron la respuesta siguiendo el reflejo del sol sobre el agua. "¡Ésto es divertido!", exclamó PAMPI sorprendida. Con cada pista que resolvían, PAMPI se sentía más valiente y seguro de sí mismo.

Al final del juego, encontraron un cofre lleno de pequeñas golosinas y sorpresas. PAMPI miró a su alrededor y se dio cuenta de que había hecho amigos. "No tenía idea de que podía ser tan divertido el cole", comentó PAMPI con una gran sonrisa.

La maestra Doña Tortuga se acercó a ellos. "¿Vieron cómo trabajando juntos todo resulta más fácil y divertido?", les preguntó. PAMPI asintió con entusiasmo. "Sí, gracias por ser mis amigos y ayudarme a no tener miedo de ir al cole".

Al final del día, PAMPI volvió a casa saltando de alegría. "¡Mamá, el cole es genial!". La señora Panda lo abrazó, contenta de ver a su pequeño panda tan feliz. "Sabía que lo disfrutarías", dijo. Y desde aquel día, PAMPI prometió que nunca dejaría que el miedo le impidiera aventurarse a lo desconocido.

Así, PAMPI aprendió que la amistad y el trabajo en equipo pueden convertir cualquier miedo en una gran aventura. Y cada nuevo día, el pequeño panda se sentía más y más seguro en su camino hacia el cole.

FIN.

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