Pancha y los Perros Aventureros
Había una vez una tortuga que se llamaba Pancha. Ella vivía en el colegio Johannes Gutenberg. Su vida era tranquila, pero llena de soledad, ya que no tenía amigos con quienes compartir sus días.
Una noche, mientras Pancha caminaba por el patio del colegio, notó unos movimientos extraños cerca de los árboles. Era el momento en que los hermanos que trabajaban en la institución habían soltado a dos perros: uno se llamaba Bomber, un perro de gran energía y siempre listo para la acción, y el otro, Bombi, un perro tranquilo y sabio, que siempre pensaba antes de actuar.
- ¡Guau! ¡Qué lugar más raro para pasear! - dijo Bomber emocionado, saltando de un lado a otro.
- Shh, Bomber. No seas tan ruidoso, podrían descubrirnos - respondió Bombi, poniendo su pata sobre la boca de su amigo.
Pancha, intrigada por el ruido, decidió acercarse. Al ver a los dos perros, sintió un toque de miedo.
- ¿Quiénes son ustedes? - preguntó Pancha con voz temblorosa.
- ¡Hola! Yo soy Bomber y este es mi amigo Bombi. Nos hemos escapado para explorar el colegio. ¿Y vos, quién sos? - respondió Bomber.
- Yo soy Pancha. Vivo aquí. Pero nunca había visto perros así. - dijo la tortuga, sintiendo un poco más de confianza.
- ¿Vivís sola? - preguntó Bombi con curiosidad.
- Sí, no tengo amigos. - contestó Pancha, sintiendo una punzada de tristeza.
- Eso no puede ser, ¡todos necesitamos amigos! - exclamó Bomber.
- Pero, ¿qué podría hacer yo? Soy solo una tortuga - se lamentó Pancha.
Entonces, Bombi tuvo una idea. - ¿Y si hacemos una expedición juntos? ¡Podríamos conocer lugares del colegio que nunca has visto!
Pancha miró a los dos perros, dudando un poco, pero la curiosidad pudo más.
- Está bien, ¡vamos! - dijo al fin.
Así, empezaron su aventura. Juntos exploraron el jardín, descubrieron un escondite de mariposas y un estanque lleno de ranas. Pancha se reía cada vez que Bomber intentaba atrapar a una rana y desataba un chapoteo. Con cada nueva experiencia, su corazón se llenaba de alegría.
Al cabo de un rato, Pancha se sintió más cómoda y comenzó a compartir historias de su vida.
- ¿Sabés? Siempre he querido correr como vos, Bomber. - comentó Pancha.
- ¡No te preocupes! Todos tenemos nuestras habilidades. ¡Yo te puedo enseñar a correr más rápido si querés! - dijo Bomber, entusiasmado.
- Tal vez no pueda correr como vos, pero quizás podría aprender a ser más rápida - dijo Pancha, sonriendo.
Con la ayuda de Bomber y Bombi, comenzaron un divertido entrenamiento. Pancha se esforzaba y, aunque no podía correr como los perros, sí aprendió a mover sus patas más rápido. Después de un rato, los tres se detuvieron a descansar.
- ¡Mirá! ¡Ya corrés más que antes! - exclamó Bombi, animando a Pancha.
- Así es, no me siento tan sola ahora. - dijo Pancha con una sonrisa radiante.
A partir de esa noche, los tres formaron un gran equipo. Dash, una tortuga, y dos perros aventureros. Juntos, exploraban el colegio y hacían nuevos juegos. A través de su amistad, Pancha aprendió que no importa lo diferente que seas, siempre puedes hacer amigos si tienes el valor de ser tú misma.
Con el tiempo, el colegio se llenó de risas y aventuras, y Pancha nunca volvió a sentirse sola. Gracias a Bomber y Bombi, descubrió que la amistad no tiene límites, y que cada quien tiene su propia forma de aportar al grupo.
Y así, en el corazón del colegio Johannes Gutenberg, una tortuga y dos perros vivieron muchas aventuras juntos, recordando siempre que la diversidad es lo que hace a las amistades más especiales.
FIN.