Panchita y la paz entre zorros



Había una vez en un hermoso valle de los Andes, una paloma peruana llamada Panchita. Panchita era una paloma muy especial, con plumas coloridas y un pico brillante que siempre destacaba entre las demás aves.

Un día, mientras Panchita revoloteaba por el valle en busca de semillas y frutas, se encontró con un grupo de zorros hambrientos.

Los zorros la rodearon y uno de ellos dijo con malicia: "¡Qué suerte tenemos hoy! Una deliciosa paloma peruana para el almuerzo". Panchita se puso nerviosa al escuchar esas palabras y rápidamente pensó en cómo podía escapar de los zorros.

Sin perder la calma, miró fijamente a los ojos del zorro líder y le dijo con voz firme: "-¡Alto ahí! No soy solo una paloma cualquiera, soy Panchita, la mensajera de la paz en los Andes. Si me comes, traerás desgracia a tu manada". Los zorros se miraron entre sí inseguros.

Nunca habían escuchado hablar a una paloma con tanta convicción y valentía. El zorro líder gruñó: "-¿Por qué deberíamos creerte?".

Panchita les explicó que durante años había llevado mensajes de amor y armonía entre las diferentes especies del valle, ayudando a resolver conflictos y promoviendo la convivencia pacífica. Les contó historias sobre cómo sus acciones habían logrado unir a animales que antes eran enemigos. Los zorros comenzaron a dudar de sus intenciones originales.

Uno de ellos preguntó curioso: "-¿Podrías ayudarnos a solucionar nuestros problemas internos? Nuestra manada está dividida últimamente". Panchita asintió con alegría y les propuso organizar un encuentro entre los diferentes grupos de zorros para dialogar y encontrar soluciones juntos.

Los zorros aceptaron la propuesta emocionados por la posibilidad de recuperar la armonía perdida. Días después, gracias al trabajo incansable de Panchita como mediadora, los zorros lograron resolver sus diferencias y unirse nuevamente como una sola manada fuerte y unida.

Desde ese día en adelante, Panchita fue respetada no solo por su belleza sino también por su sabiduría y bondad. Y nunca más nadie intentó comérsela porque todos sabían que era mucho más valiosa viva que como comida.

Y así, Panchita siguió volando por los cielos andinos llevando mensajes de paz y amor a todos los habitantes del valle, demostrando que incluso el ave más pequeña puede hacer grandes cosas cuando tiene coraje y determinación en su corazón.

FIN.

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