Panchito, el pollito feliz
Había una vez en el campo un pequeño pollito llamado Panchito. Panchito era muy divertido y siempre estaba jugando con sus amigos en la granja.
Sin embargo, tenía un problema: cada vez que perdía en algún juego, se ponía muy triste y se enfadaba mucho. Un día, Panchito estaba jugando a las escondidas con sus amigos. Estaba tan emocionado porque creía que esta vez iba a ganar.
Pero para su sorpresa, fue el último en ser encontrado. Se sintió tan triste y frustrado que comenzó a llorar. -¡No es justo! ¡Siempre pierdo! -se lamentaba Panchito mientras secaba sus lágrimas. Sus amigos se acercaron a consolarlo y le dijeron:-¡Tranquilo, Panchito! Perder también es parte del juego.
Lo importante es divertirse y pasar un buen rato juntos. Panchito no podía entender cómo podían estar felices después de perder. Pero decidió seguir el consejo de sus amigos y continuar jugando.
Con el tiempo, empezó a darse cuenta de que lo importante no era ganar siempre, sino disfrutar del momento y aprender de cada experiencia. Un día, mientras jugaban al corre que te pillo, Panchito tropezó y cayó al suelo.
En lugar de enojarse o entristecerse por haber perdido otra vez, se levantó con una sonrisa y dijo:-¡Ja ja ja! ¡Me atraparon! Pero la próxima vez seré más rápido.
Sus amigos lo miraron sorprendidos por su cambio de actitud y le dijeron:-¡Qué bien te ves cuando tomas las cosas con alegría, Panchito! Desde ese día, Panchito dejó de preocuparse por perder y comenzó a disfrutar más de los juegos con sus amigos.
Aprendió que los errores son oportunidades para crecer y mejorar, y que la verdadera diversión está en compartir momentos especiales con quienes más queremos.
Así, Panchito se convirtió en el pollito más feliz de la granja, enseñando a todos que ganar o perder no importa tanto como la actitud positiva con la que enfrentamos los desafíos de la vida. Y juntos siguieron jugando y riendo bajo el cálido sol del campo.
FIN.