Panchito y el tesoro perdido



En una granja en lo alto de las montañas vivía un pollito llamado Panchito. Era el más pequeño de ocho hermanos, pero tenía un corazón tan grande como el sol que iluminaba cada mañana la granja.

Desde muy chico, Panchito soñaba con encontrar tesoros escondidos: oro, diamantes y todo lo brillante que pudiera imaginar. Un día, mientras los demás pollitos jugaban en el campo, Panchito decidió emprender su aventura en busca del tesoro perdido que tanto anhelaba.

Se despidió de su mamá gallina y su papá gallo, quienes le advirtieron sobre los peligros que podían acecharlo en las montañas. Pero Panchito no tenía miedo.

Con valentía en el pecho y determinación en los ojos, se adentró en el bosque frondoso bajo la mirada curiosa de sus hermanos. "¿Adónde crees que vas, Panchito?", preguntó uno de sus hermanos preocupado. "Voy en busca del tesoro perdido", respondió Panchito con firmeza.

"¡Eso es una locura! ¡No sabes qué peligros te esperan allí afuera!", exclamó otro de sus hermanos incrédulo. Pero nada detendría a Panchito. Avanzó entre árboles altos y arbustos espesos hasta llegar a un claro donde la lluvia caía con fuerza.

Sin embargo, eso no amilanó al pollito valiente; al contrario, lo motivó a seguir adelante con más determinación. De repente, entre la neblina y la lluvia, algo verde como un árbol gigante se interpuso en su camino.

Eran monstruos que custodiaban el tesoro perdido. Pero Panchito recordó las enseñanzas de su abuelita gallina: siempre hay una forma pacífica de resolver los conflictos.

Con paso seguro y voz serena, se acercó a los monstruos verdes y les dijo:"Hola amigos monstruos. Vengo en son de paz buscando el tesoro perdido. No quiero causar problemas. "Los monstruos verdes lo miraron sorprendidos por la valentía y bondad del pequeño pollito.

Decidieron guiarlo hacia donde se encontraba el tan ansiado tesoro escondido durante siglos. Al llegar ante una cueva oculta detrás de una cascada cristalina, los monstruos verdes le mostraron a Panchito un cofre lleno de oro reluciente y diamantes centelleantes.

El corazón del pollito valiente latía con fuerza al ver cumplido su sueño más preciado. Tomó una joya brillante y regresó triunfante a la granja donde todos lo esperaban ansiosamente.

Los demás animales quedaron maravillados al escuchar la historia de cómo Panchito había enfrentado sus miedos para encontrar el tesoro perdido con valentía y bondad en su corazón. Desde ese día, todos en la granja aprendieron que no importa cuán pequeños parezcamos frente a nuestros sueños; con coraje y determinación podemos alcanzar cualquier meta que nos propongamos.

Y así, El Pollito Valiente demostró que cuando tenemos fe en nosotros mismos y somos amables con aquellos que encontramos en nuestro camino, todo aquello que soñamos puede convertirse en realidad.

FIN.

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