Panchito y la gran sorpresa



Había una vez un pollito muy chiquitito llamado Panchito. Era tan pequeño que a veces se perdía entre el pasto del campo donde vivía con su mamá y sus hermanitos.

Un día, mientras Panchito buscaba alimento, se encontró con otros pollitos más grandes que él. Estos pollitos no eran muy amigables y siempre le quitaban la comida. Panchito se sentía triste y desanimado, pero no sabía qué hacer para cambiar la situación.

Un buen día, mientras Panchito caminaba por el campo, escuchó unos ruidos extraños provenientes de un hotel cercano. Decidió acercarse para ver qué estaba pasando. Cuando llegó allí, vio a los cocineros preparando una gran fiesta.

Panchito pensó que tal vez podría encontrar algo de comida en ese lugar. Siguiendo su instinto, entró sigilosamente al hotel y comenzó a buscar algún pedacito de pan o maíz que hubiera caído al suelo.

De repente, alguien lo vio: era Don Marcelo, el dueño del hotel. Al principio Don Marcelo se asustó al ver al pequeño pollito en su cocina, pero luego sintió pena por él y decidió ayudarlo. "¡Ay! Mira nada más qué cosita tan chiquitita tenemos aquí", exclamó Don Marcelo sorprendido.

Don Marcelo decidió llevarse a Panchito a su casa para cuidarlo como si fuera uno más de sus animales de granja.

Le construyeron un pequeño gallinero cerca de la cocina del hotel y le dieron mucha comida rica en vitaminas para que pudiera crecer fuerte y sano. Panchito se sentía muy feliz en su nuevo hogar.

Ya no tenía que preocuparse por los pollitos más grandes que le quitaban la comida, y además, Don Marcelo siempre estaba pendiente de él. Un día, Panchito empezó a sentirse muy incómodo. Tenía un dolor en el estómago y necesitaba ir al baño urgentemente. Corrió hacia el gallinero y allí hizo mucha popo pesos.

Don Marcelo se dio cuenta de que algo no andaba bien con Panchito y decidió llevarlo al veterinario. El doctor les explicó que el pollito había comido demasiada comida rica pero pesada para su tamaño, lo cual le había causado malestar estomacal.

El veterinario recomendó una dieta balanceada para Panchito y también les enseñó a Don Marcelo cómo cuidarlo correctamente. A partir de ese momento, Panchito aprendió a comer alimentos adecuados para su tamaño y edad.

Con el tiempo, Panchito creció sano y fuerte gracias al cuidado amoroso de Don Marcelo. Se convirtió en un gallito hermoso con plumas brillantes y cantaba cada mañana para alegrar a todos los huéspedes del hotel.

La historia de Panchito nos enseña que es importante ser conscientes de lo que comemos y cómo eso puede afectarnos. También nos muestra la importancia del cuidado responsable hacia los animales más pequeños y vulnerables.

Desde entonces, todos los días después del desayuno, Don Marcelo llevaba un poquito de maíz fresco a Panchito como muestra de gratitud por haberle enseñado la importancia de una alimentación saludable. Y así vivieron felices y en armonía, compartiendo la vida juntos. .

FIN.

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