Pancho, el burro sabio
Había una vez un burro llamado Pancho que vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Pancho era conocido por ser el burro más glotón de todo el lugar, siempre estaba buscando comida y comiendo sin parar.
Un día, mientras Pancho caminaba por el campo en busca de pasto fresco para comer, se encontró con su amigo Pedro, un cerdito muy inteligente. "¡Hola Pancho! ¿Qué estás haciendo?" -preguntó Pedro curioso. "Estoy buscando algo rico para comer.
Tengo mucha hambre" -respondió Pancho con la boca llena de pasto. Pedro miró a su amigo preocupado y le dijo: "Pancho, sé que te gusta comer mucho, pero debes tener cuidado. Comer en exceso puede hacerte daño".
Pancho no hizo caso a las palabras de Pedro y siguió comiendo sin parar. Pasaron los días y Pancho cada vez comía más y más. No importaba si era pasto, zanahorias o manzanas; él lo devoraba todo.
Un día, mientras Pancho paseaba cerca del río, vio un árbol lleno de jugosas manzanas colgando de sus ramas. Sin pensarlo dos veces, comenzó a mordisquearlas una tras otra hasta que no quedó ninguna. De repente, empezó a sentirse muy mal.
Su estómago dolía tanto que no podía moverse. En ese momento recordó las advertencias de Pedro sobre los peligros de comer demasiado. Desesperado por ayuda, Pancho decidió ir a buscar al viejo sabio del pueblo: Don José el búho.
Él era conocido por tener respuestas para todo. "Don José, por favor, necesito su ayuda. Me duele mucho el estómago y no sé qué hacer" -suplicó Pancho con lágrimas en los ojos.
El sabio búho miró a Pancho con ternura y le dijo: "Pancho, has aprendido una valiosa lección. Comer en exceso puede traer consecuencias negativas para nuestra salud". "Pero, ¿qué puedo hacer ahora?" -preguntó Pancho angustiado.
Don José sonrió y respondió: "Primero debes descansar y dejar que tu cuerpo se recupere. Luego, deberás cambiar tus hábitos alimenticios. En lugar de comer sin control, debes aprender a disfrutar de la comida de forma equilibrada". Pancho siguió los consejos del sabio búho al pie de la letra.
Dejó de comer en exceso y comenzó a cuidar su dieta. Descubrió que podía disfrutar de la comida sin necesidad de devorarlo todo. Con el tiempo, Pancho se convirtió en un burro más saludable y feliz.
Aprendió que la moderación era clave para llevar una vida plena. Y así fue como Pancho dejó atrás sus días de glotonería descontrolada y se convirtió en un ejemplo para todos los animales del pueblo.
Desde entonces, cada vez que alguien tenía problemas relacionados con la comida o el apetito excesivo, acudían a Pancho en busca de consejo.
Y así termina esta historia sobre cómo un burro llamado Pancho aprendió a controlar su voraz apetito y encontró el equilibrio entre disfrutar de la comida sin abusar de ella.
FIN.