Pancho, el protector del bosque


Había una vez en el bosque de bambú, un oso panda llamado Pancho. Pancho era conocido por ser muy glotón y siempre andaba buscando algo rico para comer.

Un día, mientras caminaba por el bosque, encontró un tarro lleno de galletas recién horneadas. - ¡Oh, qué delicia! - exclamó Pancho al ver las galletas. Sin pensarlo dos veces, empezó a devorarlas una tras otra hasta que no quedó ni una sola en el tarro.

Pero lo que Pancho no sabía era que esas galletas mágicas le darían un poder especial: la capacidad de hablar con todos los animales del bosque.

Al darse cuenta de su nueva habilidad, Pancho decidió usarla para ayudar a sus amigos animales que vivían en el bosque. Primero fue a hablar con Martina, la ardilla traviesa que siempre se metía en problemas.

- Martina, ¿qué tal si dejás de robarle las nueces a tus amigos y compartís con ellos? - le sugirió Pancho amablemente. Martina se sorprendió al escuchar a Pancho hablar y asintió con la cabeza. A partir de ese día, Martina comenzó a compartir su comida y se volvió aún más querida por los demás animales del bosque.

Luego, Pancho habló con Ruperto, el zorro astuto que solía engañar a los demás para conseguir comida fácilmente. - Ruperto, sé más honesto con tus amigos. La confianza es muy importante - le aconsejó Pancho seriamente.

Ruperto reflexionó sobre las palabras de Pancho y decidió cambiar su actitud. Empezó a ser más sincero y pronto ganó la confianza de todos los animales del bosque.

Con el paso del tiempo, Pancho se convirtió en un verdadero líder para los habitantes del bosque. Todos acudían a él en busca de consejo y él siempre estaba dispuesto a ayudarlos con sus problemas.

Un día, mientras paseaba por el bosque junto a sus amigos, vieron cómo unos cazadores furtivos intentaban atrapar a algunos animalitos indefensos. Sin dudarlo ni un segundo, Pancho se interpuso entre los cazadores y los animales para protegerlos. - ¡Alto ahí! No permitiré que lastimen a mis amigos - rugió Pancho valientemente.

Los cazadores se sorprendieron al escuchar hablar al oso panda y decidieron marcharse asustados ante tanta determinación por parte de Pancho y sus amigos animales. Desde ese día, el bosque de bambú estuvo más seguro que nunca gracias al valor y la sabiduría de Pancho.

Y todo gracias a unas simples galletas mágicas que le enseñaron que no solo debía preocuparse por sí mismo sino también por los demás habitantes del lugar donde vivía.

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