Pancho, el zorro volador


Había una vez en un bosque encantado, un pequeño zorrito llamado Pancho que siempre soñaba con volar como las aves que veía pasar por el cielo azul.

Un día, decidió pedirle ayuda a su amiga la lechuza Sabrina, quien era sabia y siempre tenía soluciones para todo. "Sabrina, ¿crees que podré volar algún día como los pájaros?" -preguntó Pancho con brillo en sus ojos. La lechuza sonrió y le dijo: "Claro que sí, querido Pancho.

Solo necesitas creer en ti mismo y tener paciencia". Pancho se puso manos a la obra y comenzó a practicar todos los días saltando de rama en rama, intentando imitar el vuelo de las aves.

Pasaron las semanas y aunque al principio no lograba más que caer al suelo, no se dio por vencido. Un día, mientras seguía practicando con perseverancia, una bandada de gorriones pasó cerca de él.

Uno de los gorriones se acercó y le dijo: "Pequeño zorrito, he visto tu esfuerzo y dedicación. Permíteme darte un consejo: debes encontrar tus propias alas para poder volar". Pancho reflexionó sobre estas palabras y decidió emprender un viaje en busca de sus alas.

Recorrió valles, montañas y ríos hasta llegar a lo alto de la colina más alta del bosque. Allí encontró un árbol mágico cuyas hojas brillaban como el oro. "¿Qué debo hacer para obtener mis alas?" -preguntó Pancho al árbol mágico.

El árbol susurró con voz suave: "Debes cerrar los ojos, sentir el viento en tu rostro y creer en tu interior que ya tienes tus propias alas".

Pancho siguió las instrucciones del árbol mágico y cuando abrió los ojos, ¡sintió cómo dos hermosas alas blancas brotaban de su espalda! Con emoción palpable extendió sus nuevas alas e inició su primer vuelo por los cielos del bosque. Desde ese día, Pancho se convirtió en el zorro volador más admirado del bosque encantado.

Todos los animales venían a verlo surcar los cielos con gracia y libertad. Y así entendió que solo aquellos que creen en sí mismos son capaces de alcanzar sus sueños más anhelados.

Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡nunca dejes de creer en ti mismo!

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