Panterita y sus nuevos amigos
Érase una vez, en lo profundo de la selva, una pequeña pantera llamada Panterita. Todos los días, Panterita salía a pasear y buscaba los mangos más dulces y jugosos que colgaban de los árboles. - ¡Mmm, qué ricos están! - decía mientras mordía un mango que goteaba jugo.
Un día, mientras disfrutaba de su fruto favorito, escuchó un susurro. - ¡Hola! - dijo un loro colorido que se posó junto a ella. - Me llamo Lolo. ¿Te gusta el mango?
- ¡Muchísimo! - respondió Panterita emocionada. - ¿A vos también?
- ¡Claro! - contestó Lolo. - Y a mi amigo Bicho también le encanta.
Intrigada, Panterita preguntó: - ¿Bicho es un otro animal que ama el mango?
- Sí, es una ardilla. Te llevaré a conocerlo. - Dijo Lolo, y empezaron a volar entre los árboles.
Al llegar a la casa de Bicho, Panterita la encontró llena de montones de cáscaras de mango. - ¡Hola, Bicho! - gritó Lolo. - Viene una amiga que también ama el mango.
- ¡Hola, Panterita! - saludó Bicho con una sonrisa. - ¡Un gusto conocerte! ¿Quieres un poco de mi famosa mermelada de mango?
- ¡Sí, por favor! - respondió Panterita encantada.
Mientras compartían la deliciosa mermelada, Panterita les contó sobre su vida en la selva. De repente, Bicho interrumpió: - ¡Miren! ¡Hay algo brillante en el suelo!
Los tres amigos se acercaron y se dieron cuenta de que era un pequeño mango dorado, pero de un tamaño muy extraño.
- Nunca había visto un mango así - dijo Panterita.
- ¡Debemos averiguar qué es! - exclamó Lolo.
Decidieron llevar el mango a la sabiduría del viejo búho, que conocía todos los secretos de la selva. Tras una larga caminata, llegaron a la gran rama donde vivía el búho.
- ¡Hola, señor Búho! - saludó Panterita. - Encontramos este mango y nos gustaría saber más sobre él.
El búho observó el mango con atención y dijo: - Este mango es especial. Si lo comparten con sus amigos, traerá abundancia y felicidad a todos en la selva.
Panterita miró a sus amigos y, llena de alegría, exclamó: - ¡Debemos hacer una gran fiesta y compartirlo con todos!
Decididos, regresaron a su hogar y comenzaron a preparar la fiesta. Llamaron a todos sus amigos de la selva: los monos, las ranas, las serpientes y hasta los flamencos.
El día de la fiesta, prepararon un gran banquete con mangos, mermeladas y jugos frescos. - ¡Bienvenidos todos! - gritó Panterita. - ¡Hoy celebramos la amistad y el mango!
Los animales bailaron, cantaron y disfrutaron del mango especial. Cuando el sol se escondió, todos estaban felices y satisfechos. Panterita miró a su alrededor y sonrió. - ¡Esto es increíble! Tener tantos amigos es lo mejor del mundo.
Y desde ese día, Panterita no solo disfrutó de los mangos sola, sino que siempre los compartió con sus amigos.
La selva se convirtió en un lugar de amistad, alegría y, por supuesto, ¡mangos deliciosos! Y así aprendieron que compartir con los demás siempre hace las cosas más especiales.
FIN.