Paola y el Valor de la Amistad
Había una vez una niña llamada Paola que vivía en un pequeño pueblo. Paola era una niña muy inteligente y creativa, pero había un problema: sus compañeros de escuela no la incluían en los juegos ni en las actividades. Cada vez que intentaba unirse, la dejaban de lado o, peor aún, se burlaban de ella. Esto hacía que Paola no quisiera ir a la escuela.
Un día, mientras estaba en su casa, su mamá decidió hablar con ella.
"Paola, ¿por qué estás tan triste últimamente?"
"No quiero ir a la escuela, mamá. Nadie me quiere incluir. Siempre me dejan afuera y se ríen de mí cuando intento participar."
La mamá de Paola, que era muy comprensiva, le respondió:
"A veces, la gente no se da cuenta de lo que sus acciones pueden causar. Pero recuerda, el valor está en ser tú misma. ¿Y si intentas hacer algo para cambiar eso?"
Paola pensó por un momento y se le ocurrió una idea. Decidió organizar un taller artístico en la escuela, ya que le encantaba pintar y dibujar.
Al siguiente día, Paola llegó a la escuela con una cartulina grande y un montón de colores.
"¡Hola a todos! Estoy organizando un taller de pintura después de clase. Todos están invitados a participar. Podemos hacer un mural juntos. ¡Va a ser divertido!"
Al principio, los niños la miraron con desinterés.
"No, gracias, Paola. Prefiero jugar a la pelota."
Un compañero, Juan, que solía ser uno de los que se reían de ella, se acercó y le dijo:
"¿Qué hay de especial en pintar? Eso es aburrido.
Sin embargo, Paola no se dio por vencida.
"Pintar puede ser muy divertido. Podemos hacer algo hermoso que todos disfrutarán. ¿Qué les parece si hacemos un mural sobre lo que nos gusta de nuestra escuela?"
Al escuchar eso, algunos niños empezaron a interesarse.
"¿Y podemos usar colores brillantes?" preguntó Ana, otra compañera.
"¡Sí! Todos podemos elegir un color y dibujar algo que nos represente. ¿Qué tal?"
Poco a poco, más niños se unieron a la idea. Juan, al ver que otros estaban interesados, decidió probar y se unió al grupo.
"Está bien, Paola. Te ayudo a organizar el taller. ¡Voy a hacer algo increíble!"
El día del taller, la sala se llenó de risas y colores. Paola se sintió muy feliz al ver a todos trabajar juntos.
"¡Miren qué bonito queda! ¡Estamos haciendo algo genial!"
Sin embargo, en medio de la diversión, algunos de los niños que antes se burlaban de ella, comenzaron a reírse de Juan.
"¿Por qué estás pintando, Juan? ¡No te queda!"
Paola, recordando las palabras de su mamá, decidió actuar.
"¡Oigan, eso no es correcto! Todos estamos aquí para divertirnos y expresarnos. Si siguen así, podríamos terminar sin un mural en absoluto. ¡Todos tenemos algo especial que aportar!"
Los niños se quedaron en silencio y al ver la determinación en la voz de Paola, algunos comenzaron a reflexionar. Juan, un poco tímido, se atrevió a hablar.
"Sí, Paola tiene razón. Me equivoqué al no apoyarte. Más vale lo que hacemos juntos. Y estoy disfrutando el momento."
Ese día, terminaron el mural más colorido que jamás habían hecho, y Paola se dio cuenta de que, con valentía y solidaridad, se podía cambiar la forma de ver las cosas.
"Gracias a todos por participar, ¡hicimos un gran trabajo juntos!"
Desde entonces, la actitud de sus compañeros cambió. Aprendieron a incluir a Paola en los juegos y actividades. A partir de ese día, jugaron, pintaron y aprendieron juntos.
Paola se dio cuenta de que, aunque a veces las cosas no sean fáciles, siempre hay formas de hacer que las personas te escuchen y entiendan.
"Algún día, si todos trabajamos juntos, podemos lograr cosas increíbles," dijo Paola con una sonrisa.
Y así, Paola descubrió la importancia de la amistad y el poder de su voz, convirtiéndose en una valiente defensora de la inclusión en su escuela, y nunca volvió a dudar de sí misma.
FIN.