Paolita y el Gran Encuentro en el Bosque
En un pequeño pueblo rodeado de colinas y bosques verdes, vivía una niña llamada Paolita. Era conocida por su gran amabilidad y su disposición a ayudar a todo aquel que lo necesitara. Todos en el pueblo la querían, desde sus compañeros de clase hasta los ancianos que vivían en las casas más antiguas.
Un día, mientras Paolita paseaba por el bosque cercano, escuchó un llanto suave. Curiosa, siguió el sonido y encontró a un pequeño pajarito que había caído de su nido.
"¡Hola, pequeño! ¿Por qué lloras?" -preguntó Paolita con voz dulce.
"No puedo volver a mi nido y tengo miedo. Mis hermanitos me están buscando, y la mamá pajarito no puede ayudarme" -respondió el pajarito, moviendo sus alas con angustia.
Paolita, con su corazón lleno de compasión, dijo:
"No te preocupes, yo te ayudaré a volver a tu nido."
Con mucho cuidado, levantó al pajarito y, guiada por su instinto, comenzó a caminar entre los árboles, buscando el nido. En el camino se encontró con una ardilla llamada Lía, que estaba recogiendo nueces.
"¿Qué te pasa, Paolita? Pareces preocupada" -inquirió Lía.
"Encontré a este pajarito en el suelo. Tenemos que encontrar su nido para que pueda volver a casa" -explicó Paolita.
"Yo puedo ayudarte. Sé dónde suelen anidar los pajaritos" -se ofreció Lía.
Ambas se pusieron en marcha, y mientras buscaban, empezaron a charlar sobre las maravillas del bosque. Lía hablaba sobre los diferentes árboles y los animales que vivían allá.
"¡Mirá!" -exclamó de repente Lía, apuntando hacia una rama alta llena de hojas.
"¿Es ese su nido?" -preguntó Paolita emocionada.
"Sí, creo que sí. Pero no podemos llegar desde aquí" -dijo Lía con tristeza.
Paolita pensó un momento y tuvo una idea brillante.
"Podríamos hacer una cadena con otros animales para ayudar al pajarito a subir hasta allí. ¡Vamos a llamar a todos!"
Comenzaron a gritar por ayuda, y pronto llegó una tortuga sabia llamada Tula, un ciervo elegante llamado Federico y un grupo de conejitos saltarines.
"¿Qué pasa, Paolita?" -preguntaron todos juntos.
"Necesitamos ayuda para llevar a este pajarito a su nido. Vamos a hacer una cadena con todos ustedes para que pueda llegar a su hogar" -explicó Paolita.
Los animales se pusieron en acción. Lía trepó por el árbol más bajo, Federico se situó en el centro, y los conejitos comenzaron a formar un arco en el suelo.
"¡Ahora tú, pajarito! Salta y agárrate de Lía, que te llevará al siguiente amigo" -instruyó Paolita.
El pajarito, con un batir de alas, saltó y rápidamente fue pasando de uno a otro con la ayuda de todos. Cuando llegó al nido, todos aplaudieron y celebraron.
"¡Lo lograste!" -gritó Paolita llena de alegría.
"Gracias, Paolita, gracias a todos!" -cantó el pequeño pajarito, que ahora se sentía feliz y seguro.
Pero justo cuando todos empezaron a irse, un viento fuerte sopló, haciendo temblar las ramas.
"¡Cuidado!" -gritó Federico, pero ya era tarde. Una rama del árbol se rompió y cayó cerca de donde estaban.
"¡Oh no, el nido se está desplomando de nuevo!" -exclamó Lía.
Paolita, sin pensar en su seguridad, corrió hacia el árbol y comenzó a empujar un tronco caído, intentando sostener el nido.
"¡Rápido, necesitamos más fuerzas!" -gritó Paolita, mientras el resto de los animales acudían a ayudarla.
Juntos, empujaron y trabajaron en equipo. Cuando finalmente se sintieron seguros, todos respiraron aliviados.
"¿Lo logramos?" -preguntó Tula, con los ojos brillantes.
"Sí, gracias a todos. No solo ayudamos a nuestro amigo pajarito, ¡sino que también demostramos que trabajando juntos podemos enfrentar cualquier adversidad!" -sonrió Paolita.
Y así, desde ese día, todos los animales del bosque se unieron para ayudar a los que lo necesitaban, inspirados por el gran corazón de Paolita que, a pesar de ser pequeña, demostraba que la bondad y la valentía pueden hacer maravillas en el mundo.
El pequeño pajarito, una vez a salvo, se unió a sus hermanitos en el árbol y cada mañana, desde lo alto de su hogar, saludaba a su héroe: Paolita, la niña amable del bosque.
FIN.