Papá en cada hoja



Martina y Sofía se despertaron muy temprano para desayunar con papá antes de que se fuera a trabajar. Él les prometió que volvería en unos pocos días, pero las niñas ya lo extrañaban.

- Papá, ¿ya te vas? - preguntó Martina mientras tomaba su leche. - Sí hija, tengo un trabajo importante en otra ciudad pero vuelvo pronto. No se preocupen, mamá está aquí con ustedes -respondió el papá sonriendo.

Las niñas vieron cómo su padre salió por la puerta y se subió al auto para partir. Martina y Sofía sintieron un vacío en sus corazones cuando el auto desapareció de la vista. Los días pasaron lentamente y las niñas extrañaban cada vez más a su papá.

A pesar de los llamados diarios que hacían para hablar con él, no era lo mismo que tenerlo cerca. Un día, mientras estaban jugando en el parque cerca de casa, una señora mayor se acercó a ellas.

- Hola chicas ¿cómo están? - Bien gracias - respondieron tímidamente las niñas. - Veo que están tristes... ¿les gustaría escuchar una historia? Las dos hermanas asintieron emocionadas ante la posibilidad de escuchar algo interesante.

La señora comenzó: Había una vez un rey muy sabio que tenía tres hijos: Pedro, Juan y Diego. El rey amaba mucho a sus hijos pero tenía que viajar frecuentemente por trabajo.

Sin embargo, siempre les traía regalos especiales cada vez que volvía a casa. Un día el rey decidió hacerles un regalo diferente: semillas de flores. Les explicó que debían plantarlas y cuidarlas para que crecieran hermosas. Los tres hijos aceptaron el regalo emocionados.

Pedro y Juan plantaron sus semillas en una maceta grande, pero Diego decidió plantarla en un lugar donde pudiera verla todos los días mientras jugaba. Cada día, regaba su planta y la observaba con atención.

Pero un día, una fuerte tormenta azotó el reino y las macetas de Pedro y Juan se cayeron al piso, rompiéndose todas las flores. Sin embargo, la flor de Diego seguía allí, firme y hermosa a pesar del viento y la lluvia.

Cuando el rey volvió a casa, quedó impresionado por la belleza de la flor de Diego. Él le preguntó cómo había logrado mantenerla tan sana durante la tormenta. - La cuidé todos los días papá -respondió Diego sonriendo.

Las niñas quedaron encantadas con la historia y comprendieron que aunque extrañaban mucho a su papá, él siempre estaría con ellas en su corazón. Decidieron hacer algo especial para cuando él volviera a casa: prepararle una cena sorpresa con todo lo que le gustaba comer.

Finalmente llegó el día en que su padre volvió a casa. Martina y Sofía corrieron hacia él para darle un abrazo cálido mientras gritaban "¡Bienvenido papá!".

Cuando entraron a casa se encontraron con una mesa llena de comida deliciosa preparada especialmente para él. El padre estaba muy contento al ver todo lo que habían hecho por él.

Ese fue un momento muy especial para la familia, donde las niñas aprendieron que aunque a veces extrañaban mucho a su papá, siempre podían hacer cosas especiales para sentirlo cerca. Desde ese día, la familia decidió plantar una flor juntos cada vez que su padre tenía que viajar por trabajo.

Cada vez que regresaba a casa, se sorprendía con lo grande y hermosa que había crecido la flor. La familia se sentía más unida y feliz gracias a estas pequeñas acciones llenas de amor.

FIN.

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