Papá Noel y los Regalos de Paula



Era la víspera de Navidad y la pequeña Paula estaba llena de emoción. Había pasado semanas escribiendo su carta a Papá Noel, rogándole por un regalo muy especial: un perrito al que llamó Copito. Con los ojos brillantes, Paula miró por la ventana, esperando ver la mágica figura de Papá Noel volar por el cielo en su trineo.

"¡Mamá, creo que esta noche vendrá Papá Noel!" - exclamó Paula mientras saltaba de alegría.

"Sí, cariño, él siempre viene a dejar regalos a los niños buenos. Pero recuerda, lo más importante es compartir con los demás" - le respondió su mamá con una sonrisa.

Esa noche, mientras Paula se preparaba para dormir, recordó las palabras de su mamá. Decidió que, aunque quería mucho a Copito, podía hacer algo especial por los demás también. Así que en lugar de dejar solo galletas y leche, dejó una nota que decía: "Gracias, Papá Noel. Por favor, si hay niños que no tienen regalos, comparte lo que tengo con ellos."

Cuando despertó, corrió hacia el árbol y encontró una caja envuelta con un elegante papel rojo. Con el corazón palpitante, la abrió.

"¡Un perro de peluche!" - gritó Paula, un poco decepcionada por no ver a Copito de verdad. Pero, al sacar el peluche, notó otra carta que decía: "Querida Paula, también hay muchos niños que necesitan un amigo. Sé generosa y siempre comparte tu amor. ¡Feliz Navidad! - Papá Noel."

Esa mañana, Paula decidió hacer algo: reunir a sus amigos en su casa y contarles sobre la importancia de compartir. Invita a todos.

"¡Chicos, tenemos que hacer algo!" - comenzó Paula con determinación. "Papá Noel nos envió este perrito de peluche y él también quiere que ayudemos a otros niños que no tienen nada.¿Qué les parece si organizamos una colecta de juguetes?"

Sus amigos miraron a Paula, algo confundidos, pero la energía de Paula era contagiosa.

"¡Yo puedo traer mis libros de cuentos!" - dijo Lucas entusiasmado.

"¡Y yo puedo conseguir algunos juegos!" - agregó Sofía.

Así, junto con la ayuda de los padres, el grupo comenzó a recolectar juguetes y juegos que no usaban. Se dieron cuenta de que era más divertido compartir y dar alegría a otros. Paula incluso movilizó a sus vecinos para ayudar con donaciones.

Unas semanas después, organizaron una jornada especial en un centro comunitario donde entregaron todos los regalos reunidos a niños que lo necesitaban. Paula se sintió más feliz que cuando abrió su regalo.

"¡Esta es la mejor Navidad de mi vida!" - exclamó mientras entregaba un regalo a un niño que sonreía emocionado.

Al final del día, mientras los niños jugaban y reían, Paula recordó el mensaje de Papá Noel.

"¡Qué lindo es dar!" - le dijo a su mamá mientras se abrazaban. "Copito puede esperar un poco más, porque lo que más importa es traer sonrisas a otros."

Esa noche, mientras Paula dormía con su perro de peluche, Papá Noel pasó de nuevo por su casa y sonrió al ver que Paula había entendido el verdadero significado de la Navidad: dar amor y alegría a los demás. Su risa y buena voluntad se esparcieron por el aire como la magia de la Navidad misma, y así fue como Papá Noel siempre recordaría a la pequeña Paula y su gran corazón generoso.

FIN.

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