Patas y Huellas en Piedra Labrada


Lupita era una niña muy alegre y curiosa que vivía con sus papás en una casita de colores en la colonia de Piedra Labrada.

Desde que era pequeña, Lupita tenía un fiel compañero: su perrito Rambo, un cachorro travieso y juguetón que siempre estaba a su lado. Cada mañana, Lupita se levantaba temprano y se preparaba para ir al Kinder.

Antes de salir de casa, se acercaba a Rambo, le daba un beso en el hocico y le decía:"¡Rambo, cuídame la casa mientras no estoy! Te veo más tarde. "Rambo movía la cola contento y asentía con la cabeza, como si entendiera cada palabra de Lupita.

Luego ella salía corriendo hacia la escuela, emocionada por todo lo que aprendería ese día. Un día, mientras Lupita estaba en el Kinder, comenzó a llover muy fuerte. La maestra les dijo a todos los niños que debían quedarse dentro del salón hasta que pasara la tormenta.

Lupita se preocupó por Rambo, sabiendo que él estaría solo en casa y podría tener miedo durante la tormenta.

Después de un rato, cuando paró de llover, Lupita le pidió permiso a su maestra para irse antes a casa para asegurarse de que Rambo estuviera bien. La maestra accedió y Lupita corrió lo más rápido que pudo hacia su hogar. Al llegar a casa, encontró a Rambo acurrucado bajo la mesa temblando por el ruido de los truenos.

Sin dudarlo ni un segundo, Lupita se acercó a él y lo abrazó con cariño. "Tranquilo Rambo", le dijo dulcemente Lupita. "Estoy aquí contigo ahora.

"Lupita permaneció junto a Rambo durante toda la tarde, cantándole canciones y contándole cuentos para calmarlo. Poco a poco, Rambo dejó de temblar y comenzó a sentirse seguro gracias al amor incondicional de su amiga humana.

Desde ese día en adelante, cada vez que había una tormenta o algo asustaba a Rambo, él sabía que podía confiar en Lupita para protegerlo y cuidarlo. Su vínculo se fortaleció aún más gracias a esa experiencia compartida.

Y así siguieron creciendo juntos: Lupita aprendiendo nuevas cosas en el Kinder y enseñando palabras nuevas a Rambo; mientras él le demostraba su fidelidad inquebrantable día tras día. La historia de amistad entre Lupita y Rambo se hizo famosa en toda la colonia de Piedra Labrada como ejemplo del increíble vínculo entre los humanos y los animales.

Y aunque muchos años pasaron desde entonces, nunca se olvidaron el uno del otro porque siempre supieron que tenían un lugar especial en sus corazones donde guardaban los recuerdos más preciosos e inolvidables.

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