Pato Bañero y la fiesta acuática de Lezonga



Un día, en un pequeño pueblo de Argentina, vivía Lezonga, un niño muy travieso y curioso. Un día, mientras jugaba con sus amigos en la plaza del pueblo, se ensució mucho y decidió que era hora de bañarse.

Lezonga corrió a su casa emocionado por el baño que le esperaba. Mientras se cambiaba para entrar al baño, su mamá le dijo: "No te olvides de cerrar bien la puerta del baño".

Lezonga respondió: "Claro mamá", pero no prestó mucha atención. Al entrar al baño, Lezonga prendió el agua y empezó a cantar una canción muy divertida. De repente escuchó un ruido extraño detrás de él y se dio cuenta que había dejado la puerta abierta.

Cuando volteó para cerrarla vio algo sorprendente: ¡Un pato estaba entrando por la puerta! Lezonga no podía creer lo que veía. El pato era muy grande y parecía estar buscando algo dentro del baño.

Lezonga intentó sacarlo fuera pero el pato era demasiado pesado. De repente, el pato empezó a moverse hacia la ducha y comenzó a tomar agua como si estuviera tomando un baño también.

Lezonga estaba asombrado pero decidió dejarlo disfrutar ya que era un invitado inesperado. Mientras tanto, los amigos de Lezonga habían llegado a su casa para jugar más tarde esa tarde. Al ver al pato dentro del baño se quedaron sin palabras.

"¿Qué está haciendo ese pato ahí?" preguntaron todos juntos. "Está tomando un baño", respondió Lezonga. Los amigos de Lezonga se rieron y empezaron a jugar con el pato. Ellos lo llamaron "Pato Bañero" y decidieron hacerle una fiesta sorpresa en el jardín de la casa.

Después del baño, Pato Bañero se secó con una toalla y se unió a la fiesta. Todos disfrutaron de una tarde divertida jugando juegos y compartiendo comida.

Lezonga aprendió que incluso los invitados más inesperados pueden ser bienvenidos si tienen buenas intenciones. También aprendió la importancia de cerrar las puertas correctamente para evitar sorpresas inesperadas. Desde ese día, Pato Bañero visitaba a menudo a Lezonga y sus amigos para compartir momentos divertidos juntos.

Y cada vez que Lezonga iba al baño recordaba cerrar bien la puerta antes de entrar.

FIN.

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