Pato y la Alegría del Lago



En un pequeño pueblo rodeado de montañas y campos verdes, había un lago cristalino que todos los habitantes amaban. Este lago era el hogar de un pato muy curioso llamado Pato. Pato pasaba sus días nadando y jugando con sus amigos: peces, ranas y hasta alguna que otra ave migratoria que pasaba por ahí.

Un día, mientras Pato exploraba la orilla, se encontró con un niño llamado Juan, que estaba sentado solo, mirando el lago con tristeza.

"Hola, ¿por qué estás tan triste?" - preguntó Pato, acercándose un poco.

"Hola, Pato. Estoy triste porque no tengo con quién jugar. Mis amigos se mudaron y no sé cómo hacer nuevos amigos" - respondió Juan con un suspiro.

Pato reflexionó por un momento y decidió que debía ayudar a Juan. Entonces, se le ocurrió una idea brillante.

"¿Te gustaría jugar conmigo y mis amigos del lago?" - preguntó Pato emocionado.

Juan se iluminó al escuchar la propuesta.

"¡De verdad? ¡Me encantaría!" - exclamó Juan, olvidando su tristeza.

Pato llevó a Juan a la orilla del lago, donde los peces saltaban alegremente y las ranas croaban felices. Juntos, comenzaron a jugar. Pato nadaba por el agua, mientras Juan lanzaba pequeñas piedras para hacer saltar a los peces. Ambos reían y disfrutaban del día.

Sin embargo, cuando comenzó a caer la tarde, Juan se dio cuenta de que se había olvidado de una cosa importante: tenía que volver a casa. Al despedirse de Pato, sintió un pequeño nudo en el corazón.

"No quiero que se termine este día, Pato. ¿Cómo puedo volver a jugar contigo?" - dijo Juan con un tono melancólico.

"No te preocupes, Juan. Puedes venir aquí todos los días después de la escuela. Mis amigos y yo estaremos esperándote" - aseguró Pato con optimismo.

Desde ese día, Juan visitó el lago cada tarde. Pronto, no solo jugaba con Pato, sino que empezó a hacer nuevos amigos entre los demás chicos del pueblo, quienes también venían a disfrutar del lago.

Sin embargo, a medida que pasaban los días, Juan se dio cuenta de que había algo que entristecía a Pato. A veces, el pato observaba a sus amigos humanos jugar, pero se sentía un poco solitario cuando los niños estaban demasiado ocupados.

"Pato, ¿por qué pareces tan pensativo?" - le preguntó Juan un día.

"Es que me encantaría jugar a su lado, pero a veces me siento un poco diferente. Ellos son humanos y yo soy sólo un pato" - confesó Pato, con tristeza en sus ojos.

Juan, al escuchar esto, tuvo una idea.

"Pato, ¿y si organizamos un gran juego en el lago donde todos puedan participar? Así, podrías jugar con nosotros y mostrarles lo genial que sos" - sugirió Juan.

Pato se iluminó ante la idea.

"¡Sí! ¡Esa es una grandiosa idea! Vamos a hacer una competencia de juegos en el agua y en la orilla, así todos pueden divertirse y yo también puedo unirme completamente" - exclamó Pato.

Así fue como Juan y Pato comenzaron a planificar una gran jornada de juegos. Invitaron a todos los niños del pueblo y prepararon actividades como carreras en el agua, saltos de altura y hasta una búsqueda del tesoro.

El día del evento, el lago estaba lleno de risas y alegría. Pato nadaba al lado de Juan, mostrándole a todos sus trucos. Los niños, fascinados, aprendieron a reconocer que no importaba si eras un pato o un niño, lo importante era la diversión y la amistad.

"¡Mirá cómo salta Pato! Es el mejor!" - gritó uno de los chicos, mientras aplaudían emocionados.

Al final del día, todos estaban cansados pero felices. Cuando los niños se fueron a casa, Pato se acercó a Juan.

"Gracias, Juan. Hoy fue un día inolvidable. Me siento muy feliz de tener un amigo como vos" - dijo Pato, sonriendo.

"La felicidad se comparte, Pato. Y hoy demostramos que la amistad no tiene límites" - respondió Juan, con una sonrisa radiante.

Desde entonces, Juan y Pato continuaron jugando juntos casi todos los días, y el lago se convirtió en el lugar donde la alegría y la amistad florecieron como nunca antes. Cada vez que había un nuevo niño en el pueblo, Pato estaba listo para recibirlo, mostrando que, a veces, las diferencias no son un obstáculo, sino un motivo más para unirse y disfrutar juntos de la vida.

FIN.

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