Patrick y la Carrera de los Sueños



Había una vez un niño llamado Patrick que era flaco, pero rápido como un rayo. Desde pequeño había soñado con ser corredor, pero siempre escuchaba comentarios de otros niños que le decían que nunca podría ganar carreras porque era demasiado delgado.

Un día, cuando Patrick estaba en el parque, vio a un grupo de chicos jugando a la pelota. Entre risas y carreras, notó que corrían y se divertían, pero él solo se quedó mirándolos.

"¿Por qué no juegas con nosotros, Patrick?" - le preguntó Tomás, un niño robusto del barrio.

"No, gracias. Creo que no soy lo suficientemente fuerte para eso" - respondió Patrick, sintiendo un nudo en su garganta.

"No se trata de ser fuerte, se trata de divertirse!" - exclamó Juli, otra niña del grupo.

Esa tarde, Patrick decidió que no quería rendirse. Se fue a casa y vio un cartel pegado en un árbol: "¡Gran Carrera Anual del Parque!". Se sentó en el suelo y comenzó a dibujar un plan.

"¡Voy a entrenar!" - se dijo a sí mismo con determinación.

Al día siguiente, Patrick se levantó temprano y salió a correr. Aunque al principio se sentía cansado, poco a poco comenzó a mejorar su velocidad y resistencia. Corrió por las mañanas para que sus vecinos pudieran verlo. Algunos, como Tomás, lo animaban.

"¡Vamos, Patrick! ¡Podés hacerlo!" - gritó al pasar junto a él.

"Gracias, Tomás!" - contestó Patrick mientras sonreía.

Los días se convirtieron en semanas, y Patrick seguía entrenando. Pero un día, llegó un nuevo niño llamado Lucas, que parecía fuerte y atlético.

"Escuché que vas a participar en la carrera. ¿No te da miedo perder?" - le dijo Lucas despectivamente.

"No me importa perder, voy a disfrutar y dar lo mejor de mí" - respondió Patrick con confianza.

La carrera finalmente llegó, y estaba llena de niños emocionados, corredores de diferentes edades. Patrick sentía mariposas en el estómago.

"¿Estás listo?" - le preguntó Juli mientras le daba una palmada en la espalda.

"Estoy listo para divertirme" - contestó Patrick con una sonrisa nerviosa.

Cuando sonó el disparo de salida, todos comenzaron a correr. Patrick sintió cómo el viento le soplaba la cara, y aunque muchos lo adelantaron, no se rindió. Con cada zancada se sentía más ligero y libre.

Pasó la primera vuelta y, aunque todavía estaba lejos de los primeros puestos, se mantenía firme.

"¡Vamos, Patrick!" - gritó Tomás desde la línea.

"¡Esto es increíble!" - exclamó Patrick, sintiendo que todo su esfuerzo estaba valiendo la pena.

Mientras avanzaba, tomó fuerzas de su amor por correr y de todas las noches que había dedicado a entrenar. Al final de la carrera, no llegó primero, pero sí cuarto.

"¡Lo hiciste increíble, Patrick!" - decía Juli mientras lo abrazaba.

"¡Gracias! Nunca pensé que me divertiría tanto" - contestó Patrick, sintiéndose más fuerte que nunca.

A partir de ese día, no solo se volvió un gran corredor, sino también un gran amigo. Patrick descubrió que lo más importante no era ganar, sino disfrutar del camino y ser valiente ante los desafíos.

Y así, Patrick dejó una huella en el corazón de sus amigos, inspirando a otros con su perseverancia.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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