Paula, Pablo y el Lobo Amigo



Era una mañana brillante en el pequeño pueblo de Paula y Pablo. Con la llegada del invierno y la Navidad a la vuelta de la esquina, Paula decidió que quería hacer una aventura mágica y visitar a Papá Noel. Pablo, su hermano menor, no podía dejar que su hermana se fuera sola, así que se unió a ella en esta travesía.

"- ¡Vamos, Pablo! ¡Hoy se hace realidad nuestro sueño!" dijo Paula emocionada, haciendo su mochila.

"- Sí, Paula! ¡Vamos a encontrar a Papá Noel!" respondió Pablo con una sonrisa gigante.

Los dos hermanos se aventuraron hacia el bosque que rodeaba su casa, donde se decía que Papá Noel tenía una fábrica de juguetes escondida. A medida que caminaban, el aire se llenaba de dulces aromas a chocolate y el suelo estaba cubierto de una suave capa de nieve.

De repente, mientras exploraban, escucharon un sonido extraño. Era un aullido lejano, pero no parecía aterrador. Se acercaron y encontraron a un lobo hermoso, con ojos brillantes y pelaje gris plateado.

"- ¡Mirá, Paula! ¡Es un lobo!" exclamó Pablo, asombrado.

"- No lo asustemos... ¡Quizás solo está perdido!" sugirió Paula, acercándose despacito. El lobo observó a los dos niños y, para su sorpresa, se acercó y les lamió la mano.

"- ¡Hola! Soy Leo, el guardián del bosque" dijo el lobo con voz suave. "- ¿Qué los trae por aquí?"

"- ¡Estamos en busca de Papá Noel!" contestó Paula entusiasmada.

"- Es un poco difícil encontrándolo solo, pero yo puedo ayudarlos" ofreció Leo con una sonrisa. "- Pero primero, deben prometerme que no le tendrán miedo a los animales del bosque".

"- ¡Prometido!" gritaron los hermanos al unísono. Así que Leo los llevó por senderos escondidos y mágicos, donde avistaron criaturas fantásticas: desde duendes traviesos hasta renos brincando.

En el camino, Paula y Pablo ayudaron a Leo a resolver problemas en el bosque: rescataron a un pequeño conejo atrapado en un arbusto, ayudaron a un pájaro a encontrar su nido y recogieron juguetes olvidados en el suelo.

"- ¡Qué emocionante! Cada vez que ayudamos a alguien, siento que hacemos del bosque un lugar mejor" comentó Pablo.

"- Es cierto, ¡y también estamos aprendiendo a cuidar de la naturaleza!" agregó Paula, mientras vislumbraban una luz brillante entre los árboles.

Finalmente, llegaron a un claro donde se podía ver a Papá Noel trabajando con sus elfos. La fábrica de juguetes era más maravillosa de lo que habían imaginado.

"- ¡Papá Noel!" gritaron Paula y Pablo al unísono. Él se volvió y sonrió cálidamente.

"- ¡Hola, pequeños! Bienvenidos a mi fábrica. ¿Cómo llegaron hasta aquí?" preguntó Papá Noel.

"- Vinimos con Leo, el lobo!" explicó Pablo.

"- Leo, ¡qué bueno verte! Han hecho un gran trabajo ayudando a los animales del bosque. Por eso, como agradecimiento, quiero darles un regalo especial" dijo Papá Noel, mientras viajaba con ellos hacia un brillante trineo lleno de sorpresas.

"- ¡Wow! ¿Qué es?" preguntó Paula, con ojos desorbitados.

"- Cada uno de ustedes puede elegir un juguete, pero deben prometerme que lo compartirán con otros niños" dijo Papá Noel.

"- ¡Prometido!" respondieron al unísono los hermanos.

Después de elegir sus regalos, Leo les pidió que no olvidaran la magia de ayudar a los demás.

"- Siempre que ayuden, harán del mundo un lugar más hermoso" dijo Leo, mientras se despedían.

Contentos, Paula y Pablo regresaron a casa, llevando consigo no solo regalos, sino también valiosas enseñanzas sobre la amistad y el trabajo en equipo. Prometieron regresar al bosque para ayudar a Leo y a todos los animales cada vez que tuvieran la oportunidad.

Y así, cada vez que había Navidad, no solo esperaban sus regalos, sino también nuevas aventuras en el mágico bosque con su amigo, el lobo Leo.

FIN.

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