Paula y la fiesta en la selva de los árboles


Paula era una niña curiosa que vivía en una pequeña casa al borde de una misteriosa selva repleta de árboles altísimos y animales exóticos.

Un día, Paula decidió explorar la selva en compañía de su perra, una simpática mascota llamada Luna. Mientras caminaban entre la espesura, escucharon risas y música provenientes de lo profundo del bosque. Intrigadas, siguieron el sonido hasta llegar a un claro donde se encontraba una increíble fiesta organizada por los animales de la selva.

-¡Mira, Luna! ¡Qué fiesta tan maravillosa! -exclamó Paula sorprendida. Los animales bailaban, cantaban y disfrutaban de deliciosos manjares bajo la luz de la luna. Paula y Luna se unieron a la celebración, haciendo nuevos amigos entre los monos, pájaros y mariposas.

Entonces, el gran jefe de la selva, un imponente león llamado Leo, se acercó a Paula y Luna. -¡Bienvenidas, humanos! Nos alegra que se unan a nuestra fiesta. Sin embargo, hay un problema.

Nuestro querido amigo Tito el Tigre ha perdido su sonrisa y nada parece hacerlo reír. Sin dudarlo, Paula se ofreció a ayudar. Abrazó a Luna con ternura y sacó de su bolsillo un pañuelo de colores brillantes. -Escuchen, tengo una idea.

¿Qué les parece si organizamos un concurso de baile y canto para levantar el ánimo de Tito? Todos los animales asintieron emocionados y comenzaron los preparativos. La fiesta se llenó de música y risas, y pronto llegó el momento del concurso.

Cada participante mostró sus mejores movimientos y cantó con todo su corazón. Finalmente, fue el turno de Paula y Luna, quienes bailaron al ritmo de una canción alegre y animaron a Tito con sus ocurrencias.

El tigre no pudo contener la risa y pronto todos estallaron en carcajadas. La selva se llenó de alegría y gratitud, y desde entonces, Paula y Luna visitaban frecuentemente a sus amigos animales.

Descubrieron que la verdadera fiesta está en ayudar a los demás y que la amistad no entiende de fronteras ni especies.

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