Paulina y la Lección de Amor por la Naturaleza



Paulina era una niña muy alegre que vivía en el campo junto a su familia y su fiel perrito Oto. Les encantaba trabajar en la tierra, sembrar papas y cuidar de las plantas.

Sin embargo, a Paulina le molestaba mucho el sol y detestaba los animalitos pequeños. Cuando su mamá le pedía que cuidara de los gusanitos en el jardín, ella los esquivaba y corría asustada.

Un día, mientras ayudaba a sus papás a sembrar las papas, Paulina notó que las plantas estaban siendo dañadas por unos pequeños insectos. "Mamá, papá, ¡los bichitos están arruinando las plantas!" exclamó Paulina preocupada. "Esos son pulgones, hija. Son pequeños pero pueden causar grandes daños a las plantas.

Debemos encontrar una forma de protegerlas", explicó su papá. Paulina frunció el ceño, le desagradaba mucho la idea de estar cerca de esos bichitos. Sin embargo, su amor por las papas y por la naturaleza la motivó a buscar una solución.

Investigó sobre qué plantas alejan a los pulgones y descubrió que las caléndulas eran muy efectivas. "Mamá, papá, creo que si sembramos caléndulas alrededor de las papas, podemos protegerlas de los pulgones", propuso Paulina con entusiasmo.

Sus papás, sorprendidos por su iniciativa, aceptaron y juntos sembraron las caléndulas. Con el tiempo, las plantas de papas estuvieron a salvo de los pulgones, y Paulina se sintió muy orgullosa de su contribución.

A medida que observaba cómo las caléndulas cuidaban de las papas, Paulina empezó a apreciar a los pequeños bichitos que revoloteaban alrededor. Comprendió que cada criatura, por más pequeña que sea, tiene un papel importante en el equilibrio de la naturaleza. Paulina aprendió a amar y respetar a cada ser vivo, sin importar su tamaño.

Descubrió que, al igual que las caléndulas, las pequeñas criaturas también merecen su lugar en el mundo. Desde ese día, Paulina disfrutaba cuidando la naturaleza y se sentía feliz de ayudar a su familia en el campo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!