Pedaleando hacia la libertad


Bauti era un niño muy activo, siempre estaba corriendo y saltando. Pero había algo que aún no había logrado hacer: andar en bicicleta sin rueditas.

Un día, Bauti fue al parque con su mamá y vio a otros niños andando en sus bicicletas sin rueditas. Se sintió un poco triste porque él no sabía cómo hacerlo. Mamá le dijo "-No te preocupes hijo, todos aprendemos a nuestro propio ritmo.

" Bauti decidió que quería aprender a andar en bicicleta sin rueditas también. Así que mamá lo llevó a la tienda de bicicletas y compraron una nueva bici para él.

Bauti se subió a la bici con mucha emoción pero cuando intentó andar sin las rueditas de apoyo perdió el equilibrio y se cayó al suelo. "-¡Ay! Me duele mucho" -dijo Bauti entre lágrimas. Mamá lo levantó del suelo y le dijo "-No te preocupes, es normal caerse al principio.

"Pero Bauti no quería volver a intentarlo porque tenía miedo de volver a caerse. Los días pasaron y Bauti seguía viendo como los demás niños disfrutaban de sus bicis mientras él seguía luchando por mantener el equilibrio.

Un día, mientras caminaba por el parque con mamá, vio a un niño mayor ayudando a otro más pequeño a montar en su bici sin rueditas. Bauti se acercó curioso y les preguntó qué estaban haciendo.

El niño mayor le dijo "-Estoy enseñando a mi hermanito a andar en bicicleta sin rueditas. ¿Quieres intentarlo tú también?"Bauti aceptó y el niño mayor lo ayudó a subir en la bici. Le explicó cómo mantener el equilibrio y le dio algunos consejos útiles.

Al principio, Bauti se sentía un poco inseguro pero con el tiempo fue ganando confianza. Finalmente, logró mantenerse en equilibrio por sí solo y empezó a pedalear.

¡Qué emoción! Bauti estaba muy feliz de haber aprendido a andar en bicicleta sin rueditas gracias al niño mayor que lo ayudó. Desde ese día, Bauti iba al parque todos los días para practicar su nueva habilidad. Y cada vez se sentía más seguro y confiado.

"-Mamá, mira lo que puedo hacer" -gritaba Bauti mientras pedaleaba emocionado por todo el parque. Mamá sonreía orgullosa mientras lo veía disfrutar de su nueva habilidad. Así es como Bauti aprendió que no hay nada imposible si uno se esfuerza y tiene la ayuda adecuada.

Además, descubrió que aprender algo nuevo puede ser divertido y emocionante si uno está dispuesto a intentarlo una y otra vez hasta lograrlo.

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