Pedro descubre su hogar y el mundo



Había una vez en Brasil, un pequeño niño llamado Pedro. A pesar de que amaba su país, había escuchado muchas historias sobre otros lugares donde las cosas eran diferentes y mejores.

Un día, después de ver fotos y videos de la ciudad de Nueva York, Pedro decidió que quería ir allí para experimentar esas diferencias por sí mismo. Le habló a sus padres sobre su deseo de mudarse a Estados Unidos y ellos le dijeron que lo pensarían.

"Pero ¿por qué quieres irte? -preguntó su mamá- ¿No te gusta vivir aquí?""Me gusta mucho vivir aquí, pero he visto en la televisión cómo es Nueva York y me gustaría saber cómo es allí en realidad" -respondió Pedro.

Su papá entonces le explicó que cada lugar tiene sus ventajas y desventajas, y que aunque algunos aspectos pueden ser mejores en otro lugar, siempre hay algo especial en el hogar donde uno creció.

"Siempre puedes viajar a esos lugares para conocerlos mejor", sugirió su mamá. "Pero no necesariamente tienes que mudarte allí". Pedro reflexionó sobre lo que sus padres le habían dicho durante varios días.

Finalmente llegó a la conclusión de que podía seguir disfrutando de las cosas buenas de Brasil mientras descubría otras culturas visitando otros países. Así fue como empezaron a planear un viaje familiar a Nueva York para explorar todo lo que esa ciudad tenía para ofrecer.

Desde los rascacielos hasta los museos más famosos e incluso la comida típica neoyorquina. Pedro se dio cuenta entonces de lo divertido que era aprender sobre nuevas ciudades, pero también cómo extrañaba su hogar en Brasil.

Él comprendió que no había necesidad de mudarse definitivamente para experimentar las cosas buenas de otros lugares. "Mamá y papá, estoy feliz de haber venido a Nueva York y aprendí mucho sobre esta ciudad.

Pero también extraño mi casa en Brasil" -dijo Pedro mientras se preparaban para regresar a casa. "Eso es normal, Pedro", respondió su papá. "Recuerda que siempre puedes viajar a nuevos lugares y explorar nuevas culturas sin tener que dejar tu hogar".

Pedro sonrió con alegría al darse cuenta de que podía disfrutar lo mejor de ambos mundos: la comodidad y seguridad de su hogar en Brasil y la emoción del descubrimiento en otros países.

Desde entonces, Pedro continuó explorando diferentes ciudades del mundo, pero siempre volvía a su querido Brasil donde todo era familiar y confortable. Y así aprendió que el hogar es donde está el corazón.

FIN.

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