Pedro y el amigo del espacio
Había una vez un niño llamado Pedro que vivía en una pequeña ciudad en Argentina. Aunque era muy inteligente y curioso, siempre se sentía un poco diferente a los demás niños de su edad.
Soñaba con conocer nuevos lugares y descubrir cosas increíbles, pero no sabía cómo hacerlo. Un día, mientras Pedro estaba jugando en el jardín de su casa, vio algo extraño en el cielo.
Era un objeto volador no identificado que se acercaba rápidamente hacia él. Pedro se emocionó mucho al darse cuenta de que era ¡un verdadero marciano! El marciano aterrizó su nave espacial en el patio trasero de Pedro y salió para saludarlo.
Tenía una apariencia peculiar: tenía la piel verde y antenas en la cabeza. Pero lo más sorprendente fue cuando hablaron. "¡Hola! Mi nombre es Mia Migo Marciano", dijo el extraterrestre con entusiasmo.
Pedro estaba asombrado por esta visita inesperada, pero rápidamente superó su sorpresa y respondió: "¡Hola! Soy Pedro". Mia Migo Marciano le explicó a Pedro que había venido desde Marte para aprender sobre la Tierra y sus habitantes. Quería saber qué hacían los niños aquí y cómo podían ser tan creativos e ingeniosos.
"Bueno, Mia Migo Marciano, nosotros los niños exploramos nuestro mundo cada día", explicó Pedro emocionado. "Vamos a la escuela donde aprendemos muchas cosas interesantes". "¿Me llevarías contigo a tu escuela?", preguntó Mia Migo Marciano con curiosidad.
Pedro sonrió y aceptó encantado. Juntos, caminaron hasta la escuela y Mia Migo Marciano se maravilló al ver a los niños aprender matemáticas, ciencias y artes. Era un lugar lleno de risas y creatividad. "¡Esto es increíble!", exclamó Mia Migo Marciano.
"En Marte no tenemos escuelas como esta". Pedro le mostró cómo pintar con acuarelas y juntos crearon hermosos cuadros.
Después, jugaron al fútbol en el patio de recreo y Mia Migo Marciano demostró ser muy bueno para patear el balón. Día tras día, Mia Migo Marciano acompañaba a Pedro a la escuela y aprendía muchas cosas nuevas sobre la Tierra. Pero un día, algo inesperado sucedió: la nave espacial de Mia Migo Marciano dejó de funcionar correctamente.
"No puedo volver a Marte", dijo preocupado. "¿Qué voy a hacer ahora?"Pedro pensó durante un momento y luego tuvo una idea brillante. "¡Vamos a construir una nueva nave espacial juntos!" exclamó emocionado.
Los dos amigos trabajaron duro durante semanas para recolectar materiales y diseñar una nueva nave espacial. Usaron su ingenio e imaginación para resolver problemas técnicos hasta que finalmente terminaron su obra maestra.
Cuando llegó el día del lanzamiento, Pedro estaba triste por despedirse de su amigo marciano, pero también feliz porque sabía que había ayudado a Mia Migo Marciano en su aventura. Se abrazaron fuertemente antes de que el extraterrestre subiera a bordo de su nueva nave espacial.
"Gracias por todo lo que me has enseñado, Pedro", dijo Mia Migo Marciano con gratitud. "Nunca olvidaré nuestra amistad y todo lo que hemos vivido juntos".
Con un destello de luz, la nave espacial despegó y Mia Migo Marciano se fue volando hacia el espacio. Pedro miró al cielo con una sonrisa en su rostro, sabiendo que había hecho algo especial. Aprendió que ser diferente no es algo malo, sino una oportunidad para aprender y crecer.
Y aunque extrañaría a su amigo marciano, siempre recordaría las aventuras que vivieron juntos. Desde ese día, Pedro se convirtió en un niño aún más curioso y creativo. Siguió explorando el mundo a su alrededor y descubriendo cosas nuevas todos los días.
Y cada vez que veía el cielo estrellado por la noche, pensaba en Mia Migo Marciano y en todas las posibilidades infinitas del universo.
FIN.