Pedro y el valor de enfrentar miedos



Había una vez un niño llamado Pedro, quien era considerado por todos como un niño genial. Era muy inteligente y siempre sacaba las mejores notas en la escuela.

Sin embargo, había algo que le causaba mucho miedo: el dentista. Cada vez que sus padres le decían que tenía una cita con el dentista, Pedro se ponía nervioso y comenzaba a temblar de miedo.

Le asustaba la idea de que alguien le revisara los dientes con esas herramientas metálicas tan afiladas. Un día, mientras Pedro estaba jugando en el parque, se encontró con su amiga Laura. Ella también iba al mismo dentista y había superado su miedo gracias a una experiencia especial.

-¡Hola Pedro! ¿Por qué tienes esa cara de preocupación? -preguntó Laura curiosa. -Hola Laura... tengo miedo porque tengo una cita con el dentista mañana -respondió Pedro tristemente. Laura sonrió y dijo: -No te preocupes, yo solía tener mucho miedo también, pero descubrí algo increíble.

El dentista no es tan malo como parece. Pedro levantó las cejas sorprendido y preguntó: -¿De verdad? ¿Cómo lo superaste? Laura explicó emocionada: -Resulta que mi mamá me llevó a un dentista muy amable y comprensivo.

Me explicó todo lo que iba a hacer antes de empezar cualquier procedimiento e incluso me mostró todas las herramientas para que no me asustara tanto.

Pedro se interesó cada vez más en la historia de Laura y preguntó: -¿Y qué pasó después? Bueno, cuando llegué al consultorio del dentista, me encontré con una sala de espera llena de juguetes y libros divertidos. Me sentí tan cómoda que el miedo desapareció por completo.

Además, el dentista fue muy amable y me hizo sentir seguro en todo momento. Pedro sonrió tímidamente y dijo: -Eso suena genial, Laura. Creo que necesito encontrar un dentista como ese. Laura le dio unas palmaditas en la espalda y dijo: -No te preocupes, Pedro.

Te acompañaré a tu cita mañana para asegurarme de que todo salga bien. Al día siguiente, Laura cumplió su promesa y acompañó a Pedro al consultorio del dentista.

La sala de espera estaba llena de juguetes coloridos y libros interesantes, tal como ella había descrito. Cuando llegó el turno de Pedro, el dentista se presentó amigablemente y explicó cada paso del procedimiento antes de comenzar. Utilizó palabras sencillas para que Pedro comprendiera lo que estaba haciendo.

Para sorpresa de todos, Pedro no sintió ningún miedo durante la visita al dentista gracias a la valiosa compañía y consejos de Laura. Desde ese día, Pedro dejó atrás su miedo al dentista.

Descubrió que enfrentar sus temores con valentía podía llevarlo a superar cualquier obstáculo en su camino hacia la grandeza.

Y así fue como el niño genial aprendió una importante lección: nunca juzgues algo sin haberlo intentado primero, porque podrías perderte grandes oportunidades para crecer y superarte a ti mismo.

FIN.

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