Pedro y la manzana mágica
Había una vez un niño llamado Pedro que solo merendaba galletas. Aunque las galletas eran deliciosas, sus padres estaban preocupados porque Pedro no comía frutas ni yogures.
Un día, mientras Pedro estaba en el parque jugando con sus amigos, se le acercó el señor Manzana. El señor Manzana era una manzana parlante que siempre estaba dispuesta a ayudar a los niños a comer de manera saludable.
"¡Hola, Pedro! Veo que solo comes galletas", dijo el señor Manzana con una sonrisa amigable. Pedro miró al señor Manzana y respondió: "Sí, es que las galletas me gustan mucho y no me gusta comer frutas ni yogures".
El señor Manzana pensó por un momento y luego dijo: "Entiendo que te gusten las galletas, pero es importante comer alimentos saludables para crecer fuerte y sano.
¿Sabías que las frutas tienen vitaminas y minerales que necesitas para estar lleno de energía?"Pedro pareció interesarse un poco más en lo que decía el señor Manzana. "¿De verdad?", preguntó curioso. El señor Manzana asintió y continuó: "Además, las frutas son deliciosas. Puedes probar diferentes tipos como manzanas, bananas o naranjas. Seguro encontrarás alguna que te guste".
Pedro reflexionó sobre lo dicho por el señor Manzana y decidió darle una oportunidad a las frutas. Esa misma tarde fue al supermercado con su mamá y eligieron varias frutas diferentes.
Al llegar a casa, Pedro se sentó en la mesa de la cocina y miró con curiosidad las frutas que había comprado. Decidió comenzar por una manzana. La tomó entre sus manos y dio un pequeño mordisco.
Para su sorpresa, ¡le encantó!"¡Mamá, mamá! ¡Me gusta la manzana!", exclamó Pedro emocionado. Su mamá sonrió y le dijo: "Eso es genial, Pedro. Ahora puedes disfrutar de las frutas junto con tus galletas". A partir de ese día, Pedro empezó a probar diferentes frutas como bananas, uvas y naranjas.
Descubrió que le gustaban muchas más frutas de lo que pensaba. Unos meses después, cuando el señor Manzana volvió al parque, encontró a Pedro jugando en el césped con sus amigos. "Hola, señor Manzana", saludó Pedro con una sonrisa.
El señor Manzana se acercó y vio cómo Pedro compartía algunas rodajas de manzana con sus amigos. Estaba muy contento de ver cómo había cambiado su actitud hacia las frutas.
"¡Estoy orgulloso de ti, Pedro! Has descubierto lo deliciosas que pueden ser las frutas", dijo el señor Manzana emocionado. Pedro asintió felizmente y respondió: "Gracias al señor Manzana ahora sé que comer sano puede ser divertido y delicioso".
Desde aquel día, Pedro nunca dejó de comer frutas junto con sus galletas. Aprendió que una alimentación equilibrada es importante para mantenerse saludable y lleno de energía.
Y así, Pedro siguió creciendo fuerte y sano, disfrutando de una variedad de alimentos deliciosos que le ayudaron a ser el niño más feliz del mundo.
FIN.