Pedro y sus amigos valientes



a un grupo de niños riendo y divirtiéndose. Aquí comienza nuestra historia: En una granja muy alegre vivían la vaca Lola, la oveja Renata, el pollito Pepe, el cerdito Jorge y el caballo Pedro.

Todos los días iban juntos a la escuela para aprender cosas nuevas y divertirse con sus amigos. Pero un día, al comenzar el nuevo ciclo escolar, el caballo Pedro estaba asustado de regresar.

"Mamá, no quiero volver a la escuela", le decía Pedro con voz temblorosa a su mamá. "¿Por qué no quieres ir, hijo?" preguntó preocupada la mamá de Pedro. "Tengo miedo de no encajar o de hacer algo mal", respondió Pedro con tristeza en los ojos.

La mamá de Pedro lo abrazó con ternura y le dijo: "No te preocupes, querido. Todos tenemos miedos a veces, pero lo importante es enfrentarlos y seguir adelante".

A pesar del miedo que sentía en su corazón, Pedro decidió acompañar a sus amigos animales hacia la escuela esa mañana. Al llegar afuera del edificio escolar, vio a un grupo de niños riendo y jugando en el patio.

La risa contagiosa de los pequeños hizo que Pedro se sintiera un poco más tranquilo. "Mira cómo se divierten esos niños", comentó Renata emocionada. "Sí, parecen estar pasándola genial", agregó Lola con una sonrisa.

El profesor búho les dio la bienvenida a todos los animales y los invitó a entrar al salón para comenzar las clases. Aunque aún nervioso, Pedro decidió darle una oportunidad al día y entró junto con sus amigos. Durante la clase, aprendieron sobre las estaciones del año y cómo cambian las plantas según cada temporada.

El profesor búho les explicaba todo con entusiasmo y paciencia para que todos pudieran entenderlo mejor. Después del almuerzo en el campo junto al arroyo cercano a la escuela, llegó el momento del recreo.

Los animales corrieron por todas partes jugando etiqueta e inventando historias divertidas entre ellos. Fue entonces cuando Pepe propuso jugar al escondite. "¡Yo cuento primero!", exclamó Pepe emocionado mientras tapaba sus ojitos para empezar a contar hasta diez.

Los demás animales buscaron lugares ingeniosos donde esconderse mientras Pepe contaba lentamente. Cuando finalmente terminó de contar gritaron: "¡Listos o no aquí voy!"Uno por uno fueron encontrando a cada amigo animal escondido hasta que solo faltaba encontrar a Pedro.

El corazón de este latía tan fuerte como cascos galopantes mientras buscaban entre arbustos y árboles sin éxito alguno... hasta que finalmente Pepe descubrió dónde se ocultaba: detrás del granero viejo lleno de maleza. Pedro salió tímidamente ante las miradas sorprendidas de sus compañeros animales.

"¡Te encontramos!", gritaron todos felices al verlo salir. Pedro sonrió tímidamente sintiendo una mezcla de vergüenza por haberse asustado tanto antes pero también alegría por haber superado ese momento difícil gracias al apoyo incondicional de sus amigos animales.

Esa tarde regresaron juntos cantando canciones populares camino a casa mientras veían caer el sol lentamente sobre los campos verdes iluminados por destellos dorados.

Y así fue como aquel día escolar se convirtió en una aventura inolvidable llena de aprendizaje valioso sobre amistad, superación personal e importancia del apoyo mutuo ante situaciones difíciles.

FIN.

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