Pelusa y el Poder de la Amistad
Había una vez en un rincón soleado del bosque, un capibara llamado Pelusa. Era conocido por todos por su ternura y su suave pelaje marrón. Pelusa vivía en una pequeña comunidad de animalitos, donde todos asistían a la escuela del bosque. Aunque Pelusa adoraba aprender, había algo que le preocupaba profundamente: el mal comportamiento de algunos de sus compañeros.
Un día, mientras se preparaban para la clase de ciencias, Pelusa observó cómo sus amigos, el loro Nito y el conejo Rápido, estaban haciendo bromas pesadas a la tortuga Tuli.
"¡Mirá cómo se mueve! ¡Es más lenta que una tortuga!" rió Nito mientras volaba sobre ellos.
"¡Eso me lo dijiste ayer! ¡Hacete otro chiste, Nito!" replicó Rápido, mientras rodaba por el suelo sin parar de reír.
Pelusa no podía soportar ver cómo se burlaban de Tuli. Sin pensarlo dos veces, se acercó a sus amigos y les dijo:
"Chicos, eso no está bien. Tuli no se merece que se burlen de ella. Nos vamos a sentir mucho mejor si somos amables."
Pero Nito y Rápido solo se rieron más fuerte.
"Vamos, Pelusa, es solo una broma. No te lo tomes tan a pecho," dijo Rápido, mientras seguía haciendo caras graciosas.
"Pueden verlo como una broma, pero imagine cómo se siente Tuli. ¿Qué pasaría si un día ustedes fueran el blanco de una broma?" preguntó Pelusa con voz suave, pero firme.
Nito soltó un suspiro y, aunque al principio no lo aceptaba, comenzó a pensar en las palabras de Pelusa. Pero Rápido aún no estaba convencido.
"Bah, esto es un aburrimiento. ¿Qué vamos a hacer, ser todos unos blanditos?" replicó el conejo.
Unos días después, el maestro —un viejo búho sabio— decidió realizar una actividad especial. Quería fomentar el trabajo en equipo y la empatía, así que organizó una carrera de relevos. Cada uno de los animales se emparejaría con otro, y debían ayudarse mutuamente a llevar una pelota hasta la meta.
Cuando llegaron el día de la carrera, Pelusa estaba emocionada pero también un poco nerviosa. Sabía que el trabajo en equipo era importante, pero envuelto en su pensamiento, se dio cuenta de que podría ser la oportunidad perfecta para hacer que sus amigos comprendieran la importancia de la amabilidad.
Durante la carrera, Pelusa emparejó a Nito y Rápido entre sí, y a Tuli le tocó correr con él. Nito y Rápido, llenos de su energía habitual, comenzaron a avanzar rápido, pero se dieron cuenta que al no ayudar a sus compañeros, todo se complicaba.
"¡Esperen! No pueden dejar sola a la tortuga. Tuli necesita que la ayuden!" gritó Pelusa, tratando de inspirar a Nito y Rápido.
La carrera se volvió un desastre. Nito se había perdido en las ramas con su velocidad y Rápido se había caído de bruces sobre un barro. Mientras tanto, Tuli, que nunca había participado en algo así, intentaba seguirles el paso pero por su lentitud, estaba muy retrasada.
Al ver todo esto, Nito y Rápido comenzaron a entender. Todo lo que Pelusa les había dicho se hizo evidente: no se podía ganar solamente por su fuerza o velocidad, sino también por el trabajo en equipo.
"¡Vamos, Rápido! ¡Ayudemos a Pelusa y a Tuli!" dijo Nito, confiriendo seriedad a la situación. Ambos corrieron hacia Pelusa, que estaba dándole ánimo a Tuli.
"¡Podés, Tuli! ¡Estamos contigo!" gritó Rápido, mientras se agachaba para brindarle apoyo.
Tuli sonrió con alegría y se sintió apoyada. A partir de ese momento, todos comenzaron a trabajar juntos. Se dieron cuenta de que ayudarse entre ellos era mucho más divertido que hacer bromas.
Finalmente, cruzaron la meta juntos, riendo y disfrutando del momento. La celebración posterior fue llena de risas, y cuando el maestro búho les preguntó sobre su experiencia, cada uno afirmó lo importante que fue trabajar en equipo.
"Gracias, Pelusa. Has hecho que todos aprendamos a ser mejores amigos," dijo Tuli, dándole un abrazo.
Así, el pequeño capibara no solo enseñó una valiosa lección a sus compañeros, sino que también aprendió que ser amable y defender lo que es correcto podía cambiar corazones. Desde ese día, Nito y Rápido siempre se aseguraron de incluir a todos en sus juegos, y Tuli se convirtió en la más valiente de la clase. Todos juntos demostraron que la amistad y la bondad siempre triunfan sobre la burla, creando un ambiente hermoso en su pequeña comunidad. Y así siguieron aprendiendo y creciendo, siempre recordando lo que Pelusa les había enseñado.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.