Pepa, la amigable monstruo del barrio




En un tranquilo barrio de Buenos Aires, un día apareció un monstruo llamado Pepa. Con su pelaje violeta, grandes ojos amarillos y enormes dientes, Pepa asustaba a todos los vecinos. Los niños corrían a esconderse y los adultos cerraban puertas y ventanas al verla, pensando que era peligrosa.

Pepa, en realidad, era una monstruo amigable y bondadosa, pero nadie le daba la oportunidad de demostrarlo. Un día, cansada de estar sola, decidió buscar ayuda para cambiar la percepción del barrio hacia ella.

--Hola, Pepa. ¿Por qué estás tan triste? --preguntó Marco, un niño valiente que decidió acercarse a la monstruo. --Todos me tienen miedo, pero en verdad no soy peligrosa. Solo quiero tener amigos y ser aceptada en el barrio --respondió Pepa con tristeza en sus ojos amarillos.

--Yo te ayudaré, Pepa. Puedo hablar con mi mamá y con los demás vecinos para que te den una oportunidad --dijo Marco con determinación.

Así fue como Marco y Pepa iniciaron una campaña para educar al barrio sobre la verdadera naturaleza de Pepa. Organizaron reuniones y charlas, en las que Pepa demostró su amabilidad y buen corazón. Poco a poco, los vecinos empezaron a comprender que Pepa no era una amenaza, sino una amiga en potencia.

Llegó el día en que todos los vecinos del barrio se reunieron en la plaza para disculparse con Pepa y darle la bienvenida. Pepa, emocionada, agradeció a Marco y a todos los vecinos por darle una oportunidad y mostrarle que la amistad y la aceptación son más poderosas que el miedo. Desde ese día, Pepa se convirtió en la monstruo más querida del barrio, y todas las tardes jugaba con los niños y ayudaba a los vecinos en lo que necesitaran.

La historia de Pepa enseñó al barrio la importancia de no juzgar a los demás por su apariencia, y cómo la empatía y el entendimiento pueden cambiar vidas. Pepa encontró en el barrio la calidez y el cariño que tanto anhelaba, y demostró que todos merecen una oportunidad para ser queridos.

FIN.

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