Pepa, la perra aventurera
Pepa era una perra de pelaje blanco y ojos brillantes que vivía en una bonita casa con su dueño, Max.
Max la amaba mucho y se preocupaba por su seguridad, pero Pepa a veces se escapaba para explorar el mundo exterior. Un día, mientras Max la paseaba por el parque, Pepa vio a un pájaro y, sin pensarlo dos veces, salió corriendo detrás de él. - ¡Pepa, vuelve! - gritó Max, pero Pepa ya estaba lejos.
Max la buscó por todas partes, preocupado y triste. Pepa, por su lado, se divirtió mucho persiguiendo al pájaro y conociendo nuevos lugares, pero a medida que pasaba el tiempo, empezó a extrañar a Max y a su hogar.
Después de algunas horas de exploración, Pepa se encontró con un perro callejero llamado Lucas, quien le contó historias emocionantes sobre sus aventuras en la calle, pero también le advirtió sobre los peligros que se escondían en el exterior.
Intrigada por las vivencias de Lucas, Pepa decidió regresar a casa. Mientras tanto, Max, con el corazón apretado, seguía buscando a Pepa, sin rendirse. Finalmente, al anochecer, Pepa apareció en la puerta de su casa, exhausta y con hambre.
Max la recibió con alegría y alivio, aunque no sin antes regañarla cariñosamente por haberse escapado. A partir de ese día, Pepa entendió que su hogar y su dueño eran lo más importante, pero Max también comprendió que Pepa necesitaba más ejercicio y estimulación.
Juntos, decidieron explorar el vecindario de manera segura, con correa y en compañía. De esa forma, Pepa disfrutaba de sus aventuras al aire libre, sin poner en riesgo su seguridad.
Y así, Pepa y Max vivieron muchas más aventuras juntos, fortaleciendo su lazo y aprendiendo a comprenderse mutuamente. La próxima vez que Pepa viera a un pájaro, pensaría dos veces antes de salir corriendo. Porque, al fin y al cabo, la verdadera aventura era compartir momentos especiales con su leal amigo, Max.
FIN.