Pepa Pig, Masha y el Oso
Un soleado día, Pepa Pig, Masha y el Oso decidieron salir de paseo. La curiosidad los llevó al monte, un lugar lleno de árboles altos, flores coloridas y el canto de muchos pájaros.
"¡Mirá, el monte es tan hermoso!" - exclamó Pepa, saltando de emoción.
"Sí, pero tengamos cuidado, Pepa, no sabemos qué animales salvajes podemos encontrar aquí" - respondió Oso, con voz amable.
Masha, siempre llena de energía, tomó la delantera. "¡Vamos a explorar!"
De repente, escucharon un ruido entre los arbustos:
"¿Qué fue eso?" - preguntó Pepa, un poco asustada.
"No te preocupes, Pepa, vamos a ver qué es" - dijo Masha, sin dudarlo.
Al acercarse, vieron a un pequeño ciervo atrapado entre las ramas de un arbusto.
"¡Ay, pobrecito!" - dijo Pepa.
"¡Vamos a ayudarlo!" - propuso Oso.
Masha, usando su pequeño tamaño, se metió entre las ramas y con mucho cuidado logró liberar al ciervo.
"¡Ahí está! ¡Eres libre!" - gritó Masha, mientras el ciervo daba un salto alegre antes de correr hacia el monte.
"¡Qué hermoso es ayudar a los demás!" - dijo Oso, sonriendo.
Siguieron caminando, maravillándose con la naturaleza, cuando de pronto, escucharon un estruendo.
"¿Qué fue ese ruido?" - preguntó Pepa, temblando un poco.
"No lo sé, pero me parece que es algo grande" - agregó Oso, frunciendo el ceño.
Decidieron ser valientes y seguir esa curiosidad. Al llegar a un claro, se encontraron con un majestuoso oso pardo.
"¡Oh no! Un oso grande..." - susurró Pepa.
"No te asustes, este es un lugar donde viven osos. Recordá, no todos los osos son mala onda" - tranquilizó Oso.
Con precaución, Masha se acercó a hablarle al oso pardo.
"¡Hola, oso gigante! Somos amigos y no venimos a hacerte daño. Solo queríamos conocer el monte".
El oso, sorprendido por la valentía de Masha, respondió:
"Hola, pequeños. No se asusten, yo solo me asusté al escuchar ruidos. Rara vez veo a otros animales por aquí".
"Nosotros venimos de paseo, y encontramos a un ciervo en problemas" - explicó Oso.
"¡Qué bueno! A veces se necesita ayuda aquí en el monte. Siempre hay que cuidar a los demás" - dijo el oso con una gran sonrisa.
De repente, el oso pardo invitó a los tres amigos a jugar en un claro del monte.
"¿Les gustaría jugar una carrera de obstáculos?" - preguntó divertido.
"¡Sí!" - gritaron Pepa y Masha a la vez, mientras Oso asentía con la cabeza.
La carrera fue emocionante: saltaron sobre troncos caídos, se deslizaron por montículos de tierra y corrieron alrededor de los árboles.
Al finalizar la carrera, todos estaban agotados pero felices.
"¡Esto fue increíble!" - dijo Masha, con una gran sonrisa.
"Sí, nunca pensé que podríamos encontrar un amigo en medio del monte" - anotó Pepa.
El oso pardo asintió:
"Siempre es bueno conocer nuevos amigos. Pero deben recordar, siempre debemos respetar a los animales salvajes y su hogar".
"Tienes razón, siempre hay que ser amables y cuidar la naturaleza," - concluyó Oso, orgulloso de sus amigos.
Después de un día lleno de sorpresas y risas, Pepa, Masha y Oso decidieron que era hora de regresar a casa.
"¡Qué gran aventura tuvimos!" - dijo Pepa, con un brillo en los ojos.
"Aprendimos que ayudar a otros y respetar sus hogares es muy importante" - agregó Masha, siempre reflexionando.
Y así, se despidieron del monte, sabiendo que en su corazón llevaban una gran lección sobre la amistad, la valentía y el respeto hacia la naturaleza y sus habitantes.
FIN.