Pepe y el valor de la deportividad



Pepe era un niño de Argentina muy apasionado por el fútbol. Estaba emocionado porque Argentina estaba jugando la final contra Francia.

El partido estaba emocionante, con Argentina tomando la delantera, pero de repente, Francia logró dar la vuelta al marcador, poniéndose 3 a 2. Pepe estaba desanimado, pero entonces Messi anotó un gol increíble, empatando el partido.

Pepe, emocionado, le preguntó a su papá, -¿Papá, qué mundial estamos viendo? -, y su papá le contestó con una sonrisa, -Estamos viendo el mundial de la deportividad, hijo. Independientemente de quién gane, lo importante es disfrutar del juego y respetar a los demás equipos.- Con estas palabras, Pepe entendió que lo importante no era solo ganar, sino también jugar con pasión y respeto.

El partido continuó muy reñido, pero al final, Francia anotó un gol, ganando el partido. Pepe estaba triste, pero recordó las palabras de su papá y decidió aplaudir el gran esfuerzo de ambos equipos.

Aprendió que en la vida, tanto en el deporte como en cualquier otra situación, es importante saber ganar con humildad y perder con dignidad.

Pepe se dio cuenta de que había presenciado un gran espectáculo, y que lo más importante era mantener viva la pasión por el fútbol, sin importar el resultado. Desde ese día, Pepe siguió disfrutando del fútbol con un nuevo y valioso punto de vista, recordando siempre la lección de deportividad que su papá le enseñó.

FIN.

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