Pepe y la Gran Aventura del Pis



Era una mañana soleada en el colegio San Martín y todos los chicos estaban emocionados por el nuevo juego de parque que habían inaugurado. Pepe, un nene de ocho años con una gran sonrisa y un corazón lleno de sueños, estaba ansioso por probarlo.

Cuando sonó el timbre, todos corrieron hacia el recreo. Pepe, lleno de alegría, se olvidó de algo muy importante: ir al baño.

Mientras jugaba en el columpio, sintió una pequeña puntada en el vientre.

"¡Ay, no!" - pensó Pepe mientras miraba a sus amigos volar de felicidad.

Pero no quería perderse de la diversión, así que se quedó un ratito más. Pero al poco tiempo, el pequeño indescriptible ocurría y Pepe se dio cuenta de que había hecho pis en sus pantalones.

"¡Oh no! ¡No puede ser!" - dijo Pepe en voz baja.

Los otros chicos lo notaron y algunos comenzaron a reírse.

"Mirá a Pepe, se hizo pis. Es un bebé del jardín" - gritó Tomás, uno de los más grandes.

Pepe se sonrojó y sintió que en su estómago había un nudo que lo hacía incomodar aún más. Intentó irse a un rincón del patio, hasta que Marta, una chica del grado, lo vio.

"Pepe, no te preocupes. Todos hemos pasado por algo parecido" - dijo ella.

"¿De verdad?" - preguntó Pepe, sintiéndose un poco mejor.

"Sí, a mí me pasó el año pasado. Me hizo sentir mal, pero lo importante es que no tienes que esconderte porque eso no es algo de lo que avergonzarse" - compartió Marta.

Con esas palabras, Pepe se animó un poco. Y aunque se sintió triste, pensó que no podía dejar que ese momento lo detuviera.

"Voy a contárselo a la maestra" - decidió.

Con un poco de nervios, fue a la casa de la maestra Marina.

"Seño, yo. Me hice pis en el recreo" - dijo Pepe, casi en un susurro.

La maestra lo miró con compasión y le dijo:

"No te preocupes, Pepe. Eso le pasa a muchos chicos. Vamos a buscarte un pantalón limpio y te sentirás mejor".

Pepe estaba sorprendido.

"¿No voy a ser un bicho raro?" - preguntó.

"Por supuesto que no. Además, eso me recuerda que todos somos humanos y que a veces las cosas no salen como queremos. Lo importante es aprender de cada situación" - le respondió la maestra Marina.

Con la ayuda de la maestra, Pepe se cambió y se sintió un poco más aliviado. Cuando regresó al patio, Marta y los demás chicos lo esperaban.

"¿Todo bien, Pepe?" - preguntó Marta.

"Sí, gracias a la seño" - dijo Pepe, sonriendo.

Y así, junto a sus amigos, Pepe decidió seguir jugando, esta vez recordando ir al baño antes de cualquier aventura.

Pasaron los días y en el próximo recreo, mientras todos jugaban, uno de los chicos, Emiliano, tuvo un pequeño accidente.

"¡No, por favor!" - gritó Emiliano mientras miraba a los demás.

Pero antes de que alguien pudiera decir algo, Pepe se acercó y le dijo:

"No te preocupes, Emiliano. Todos tenemos días difíciles. La seño me ayudó a mí, ella te ayudará a vos también" - lo animó.

Los demás chicos, viendo esa actitud de Pepe, comenzaron a hablar entre ellos de cómo enfrentar situaciones difíciles sin sentir vergüenza.

Todo terminó en muchas risas y más juegos, y esa mañana en el colegio quedó grabada en la memoria de todos como el día en que aprendieron que es importante ayudar a los demás.

Desde entonces, Pepe se volvió un referente en el colegio. Aunque podían pasar cosas inesperadas, él siempre recordaba que lo más importante era ser amable y comprensivo.

Así, Pepe siempre estaba dispuesto a escuchar a sus compañeros, recordándoles que todos somos humanos y estamos aprendiendo juntos, cada día, en este gran parque que es la vida.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!