Pepe y su Juguete Compartido
Era un día soleado en el barrio de San Martín y Pepe estaba muy emocionado. Había recibido un nuevo juguete, un brillante cochecito de carrera que hacía ruidos divertidos cuando lo empujabas. Pepe no podía dejar de jugar con él en su patio.
Sin embargo, mientras jugaba, notó que sus amigos, Carla, Lucas y Tomi, lo miraban desde la vereda. A pesar de que se sentía tentado a mantener su nuevo juguete solo para él, recordaba que cuando ellos le compartieron sus juguetes, él también había estado muy feliz. Entonces, Pepe decidió invitar a sus amigos a jugar.
"¡Hola, chicos! ¿Quieren jugar con mi cochecito de carrera?" - dijo Pepe con una sonrisa.
"¡Claro!" - respondió Carla, emocionada. "Se ve súper divertido!"
"¡Yo también quiero!" - gritó Lucas, saltando de alegría. "Mirá, tengo un camión, podemos hacer una carrera."
Pepe se sintió feliz por haber compartido su juguete. Mientras jugaban, cada uno aportó algo especial. Tomi trajo una pista de carreras que él había hecho con cajas de cartón.
"Podemos hacer una carrera con nuestros juguetes juntos!" - propuso Tomi a todos.
Imaginando un mundo de velocidad y diversión, los cuatro amigos comenzaron a construir la pista. Ellos usaron sus creativos talentos, y mientras armaban todo, la risa llenaba el aire.
Pero de repente, un fuerte viento sopló y derribó el improvisado circuito de carrera. Las cajas se desarmaron, los juguetes se esparcieron por el suelo y todos se miraron con preocupación.
"Ay no, nuestro circuito..." - dijo Carla, desanimada.
"No importa, chicos. ¡Podemos hacerlo de nuevo!" - animó Pepe. "Siempre y cuando estemos juntos, podemos lograrlo."
Todos se miraron y sonrieron; sabían que cuando están juntos, la diversión no se acaba. Con el nuevo espíritu de equipo, comenzaron a reconstruir la pista. En vez de desanimarse, se dieron cuenta de que trabajar juntos hacía la tarea más fácil y más divertida.
Con cada caja colocada, la risa aumentaba, y al final, habían creado la pista más increíble que jamás habían imaginado.
¡Llegó el momento de la carrera!"Listos, preparen, ¡ya!" - gritó Lucas, y cada uno empujó sus juguetes por la pista. El cochecito de Pepe brillaba bajo el sol y avanzaba rápido.
"¡Mirá cómo corre!" - exclamó Tomi. "¡Es el más veloz de todos!"
Al llegar a la meta, todos estaban riendo y celebrando.
"¡Lo logramos!" - exclamó Carla, saltando de emoción.
"Fue el mejor día, y todo gracias a compartir," - agregó Pepe con una gran sonrisa.
"Sí, nunca había sido tan divertido jugar juntos," - concordó Lucas.
Desde aquel día, los cuatro amigos no solo jugaron con sus propios juguetes. Practicaron la importancia de compartir y trabajar en equipo. Aprendieron que a veces, las cosas no salen como uno espera, pero mientras estén juntos, siempre encontrarán la manera de divertirse. Pepe, aunque amaba su cochecito de carrera, se dio cuenta de que lo que realmente lo hacía feliz era disfrutar el tiempo con sus amigos.
Y así, cada vez que Pepe veía su cochecito brillar, no solo pensaba en su velocidad, sino también en todas las risas, el trabajo en equipo y la alegría de compartir sus juguetes con sus amigos, disfrutando de cada aventura juntos.
FIN.