Pepi, el dragón invisible


En un reino mágico muy lejano, vivía un dragón llamado Pepi. A pesar de su brillante escamas verdes y su poderoso rugido, Pepi se sentía triste y solo. La gente del reino siempre parecía ignorarlo, como si fuera invisible.

Pepi pasaba sus días vagando por las colinas, suspirando con tristeza. Un día, conoció a Luna, una joven hada curiosa y amigable. Luna notó de inmediato la tristeza en los ojos de Pepi y decidió ayudarlo.

'-Hola, Pepi, ¿por qué estás tan triste?' -preguntó Luna con dulzura. '-Nadie me ve ni me escucha. Me siento invisible para todos', respondió Pepi con voz apagada. Luna le sonrió con ternura y le propuso un plan.

Juntos, idearon una estrategia para llamar la atención de los habitantes del reino. Pepi desplegó sus enormes alas y pintó hermosos dibujos en el cielo con su aliento de fuego, mientras Luna bailaba a su alrededor, esparciendo polvo de estrellas.

Pronto, la gente del reino comenzó a notar el espectáculo de luz y color. A medida que Pepi y Luna continuaban con su maravillosa exhibición, la multitud se detuvo a observar maravillada.

Al final del espectáculo, Pepi y Luna fueron rodeados por una multitud de personas que los felicitaban. '-¡Eso fue increíble! ¡Nunca antes habíamos visto algo tan asombroso!' -exclamó un niño emocionado. Pepi se sintió radiante de felicidad al ser finalmente reconocido y admirado.

A partir de ese día, Pepi y Luna continuaron compartiendo su magia y alegría con el reino, demostrando que incluso aquellos que se sienten invisibles pueden brillar con luz propia con un poco de ayuda y amistad.

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