Pepito, el Patito Astronauta, y Gominola, el Osito Picnicero
Era un hermoso día en el campo, el sol brillaba intensamente y los pajaritos cantaban alegres. El patito Pepito y su mejor amigo, el osito Gominola, se habían aventurado a un prado lleno de flores, perfectas para disfrutar de un picnic. Pepito, con su cabecita amarilla y sus grandes ojos curiosos, soñaba con convertirse en astronauta. Mientras Gominola, un osito de pelaje suave y un corazón inmenso, preparaba una manta sobre el pasto verde.
"- ¿Sabías que alguna vez podría volar hasta la luna?", dijo Pepito con ojos brillantes. "- Me imagino flotando entre las estrellas, explorando nuevos planetas y conociendo extraterrestres. ¡Sería increíble!"
"- Eso suena muy bien, Pepito!", respondió Gominola, mientras armaba un delicioso picnic con frutas y galletitas. "- Pero yo prefiero quedarme aquí, disfrutando del campo. ¡Mira lo bonitas que son las flores!"
De repente, el cielo empezó a nublarse y unos truenos lejanos resonaron.
"- Oh no, parece que va a llover", dijo Gominola con preocupación. "- ¿Qué vamos a hacer?"
"- ¡No te preocupes, amigo!", exclamó Pepito. "- Tal vez sea una oportunidad para volar hacia el espacio de otra forma, ¡con nuestra imaginación!"
Pero antes de que pudieran seguir soñando, comenzó una fuerte lluvia que los empapó de inmediato.
"- ¡Rápido, refugiémonos!", gritó Gominola. Ambos amigos corrieron hacia un gran árbol que les ofrecía algo de abrigo.
Mientras esperaban a que la tormenta pasara, de entre los arbustos apareció una serpiente de colores brillantes que se acercó con una sonrisa amistosa.
"- ¡Hola! No se asusten, soy Serafina, la serpiente. ¿Por qué están tan tristes?"
"- No estamos tristes, pero el picnic se ha arruinado", gimoteó Gominola. "- ¡Y además queríamos soñar con el espacio!"
"- ¿Espacio? ¡Eso suena fascinante! Yo he viajado a muchos lugares en el bosque. Puedo contarles sobre las maravillas del mundo que he visto", dijo Serafina entusiasmada.
"- ¡Por favor!", suplicó Pepito, mientras las gotas de lluvia seguían cayendo. "- Cuéntanos más!"
Serafina se acomodó entre ellos y comenzó a relatar historias de su travesía a través de campos floridos, ríos cristalinos y montañas altas.
"- He visto estrellas que brillan más que el sol, y flores tan grandes como un cohete. Cada rincón tiene su encanto", decía mientras sus ojos brillaban.
"- Eso suena como viajar por el espacio!", dijo Pepito emocionado.
"- Exacto! La naturaleza puede ser tan extraordinaria como el universo. Se van a dar cuenta de que cada lugar tiene su magia, aunque no esté en el espacio", explicó Serafina.
Con el tiempo, la lluvia empezó a calmarse y una hermosa lluvia de colores apareció, despidiendo los rayos de sol.
"- ¡Mirá!", exclamó Gominola. "- ¡Es un arcoíris!"
"- Sí!", agregó Pepito, "- Tal vez no llegué a viajar al espacio, pero podemos seguir soñando juntos, creando aventuras de nuestra propia imaginación aquí mismo!"
Serafina sonrió y añadió, "- Y nunca olviden, a veces los sueños más grandes pueden estar justo frente a nosotros, solo hay que mirar con el corazón abierto."
Con eso, los tres amigos comenzaron a jugar, saltando bajo la lluvia y explorando los colores del arcoíris. Pepito siguió soñando con el espacio, y Gominola se sintió feliz por su picnic, ahora lleno de recuerdos.
"- Gracias, Serafina!", dijeron al unísono. "- Te consideramos nuestra amiga del universo".
"- ¡Así es! Cada uno de ustedes lleva en su corazón un pequeño trozo de aventura", dijo la serpiente mientras se deslizaba entre las raíces del árbol.
Y así, el patito Pepito y el osito Gominola aprendieron que la verdadera aventura empieza en casa, donde la imaginación vuela libre y la naturaleza siempre tiene algo mágico que ofrecer.
FIN.