Pepito se viste solo
Era un soleado día en el barrio de Pepito, un niño de cinco años que siempre contaba con la ayuda de su mamá para vestirse por la mañana. Sin embargo, ese día, Pepito se despertó con una idea brillante en su cabeza: ¡decidiría vestirse solo!"¡Hoy voy a hacer todo yo solito!" - exclamó con entusiasmo mientras se rascaba los ojos.
Bajó de su cama y fue directo al placard. Abrió las puertas y empezó a mirar las prendas. Tenía un montón de ropa divertida y de colores. ¿Por dónde comenzar? Se preguntó mientras pensaba en qué ponerse.
Primero, intentó encontrar una camiseta que le gustara.
"Voy a usar mi camiseta de dinosaurios. ¡Es la más genial!" - dijo mientras tomaba la prenda.
Luego se dirigió hacia el cajón de los pantalones.
"Estos pantalones verdes combinan perfecto" - dijo convencido, sacando un par de pantalones triples. Pero, al intentar ponérselos, se enredó y terminó cayéndose al suelo.
"¡Ay, qué tonto soy!" - se quejó un poco frustrado. Pero decidió no rendirse, es más, se río de sí mismo. Con esfuerzo y paciencia, logró ponerse los pantalones a su modo. Se levantó con orgullo, aunque los pantalones estaban un poco torcidos, se veía feliz.
"¡Mirá, mamá! ¡Ya tengo ropa puesta!" - gritó emocionado.
Su mamá, que estaba en la cocina, se acercó para ver cómo iba su pequeño aventurero. Al notarlo con sólo un pantalón torcido y una camiseta que no estaba bien metida, le sonrió.
"¡Qué bien, Pepito! ¡Te ves divertido! Pero necesitamos ajustar un poco eso..." - dijo, tratando de no desanimarlo.
Pero Pepito estaba decidido a hacer todo él solo. Así que decidió ir por unos calcetines.
"Voy a ponerme mis calcetas de colores" - dijo entusiasmado. Sin embargo, al elegirlas, terminó burlándose de sí mismo porque eligió un calcetín azul y otro amarillo.
"¡Soy un verdadero artista de la moda!" - dijo con una gran sonrisa mientras bailaba y saltaba por el pasillo.
Cuando se miró al espejo, se dio cuenta de que estaba un poco desparejo. Pero antes de preocuparse, decidió que eso era parte de ser original. Pepito salió de casa con una confianza plena, aunque algunas personas se detuvieron a mirarlo con curiosidad en el parque.
Después de un rato de jugar con sus amigos, se dio cuenta de que a algunos les gustaba cómo se vestía.
"¡Me encanta tu estilo!" - dijo su amiga mágica, Lucía. "¡Tus calcetines son súper divertidos!".
"¿De verdad?" - preguntó Pepito, sintiéndose orgulloso. La respuesta de Lucía le dio aún más seguridad. Empezó a jugar a tocar la guitarra y a bailar como un verdadero artista, recibiendo aplausos de sus amigos mientras ellos también mostraban sus mejores atuendos.
Pasó la tarde divirtiéndose, y cuando llegó la hora de regresar a casa, Pepito se sintió muy feliz.
"Hoy aprendí algo muy importante, mamá. Vestirse solo es divertido, ¡y no importa si algunos ríen!" - dijo emocionado.
"Me alegra que lo pienses, Pepito. A veces, hacer las cosas de manera diferente también puede ser genial" - contestó su madre sonriendo.
Ese día, Pepito no solo había aprendido a vestirse solo, sino también a sentir orgullo por ser diferente, y a entender que lo más importante es cómo se siente uno mismo. Al final de la jornada, se miró al espejo una vez más, y en su mente sonó una voz:
"La moda es como yo, ¡única y divertida!".
Y así, desde ese día, Pepito no sólo se vestía solo, sino que lo hacía con todo su corazón y mucha alegría. Con risas y colores, hizo de su día a día una aventura cargada de entusiasmo y originalidad.
FIN.