Pepito y la oscuridad temible



Era una noche estrellada en la sala celeste del Jardín Municipal 7, donde los niños jugaban antes de dormir. Pepito, un niño valiente en todos los aspectos, tenía un miedo secreto: le temía a la oscuridad. La oscuridad, que nunca había sido amigable en las historias, era en realidad un ser temible y misterioso en esta historia. Apenas comenzó a oscurecer, la oscuridad empezó a susurrar desde las esquinas de la sala, haciéndose cada vez más presente.

Pepito llevaba consigo su linterna y unas cuantas velas, sus fieles aliadas en las noches más oscuras. Sin embargo, esa noche, la oscuridad parecía más fuerte que nunca, rodeando la sala con sus sombras siniestras. Pepito, decidido a vencer sus miedos, se acercó a la oscuridad y le dijo: "¿Por qué eres tan espantosa?"

La oscuridad, con una voz susurrante y tenebrosa, respondió: "Yo no soy espantosa, soy simplemente el lado oscuro de la realidad. Vengo a ayudarte a enfrentar tus temores y a comprender que no hay que temer a lo que no se conoce".

Pepito, sorprendido por la respuesta de la oscuridad, decidió enfrentarla valientemente. Encendió su linterna y las velas, iluminando cada rincón de la sala. Las estrellas y la luna, desde fuera, también ayudaron a iluminar con su suave luz.

La oscuridad, viendo la valentía de Pepito, comenzó a disminuir su intensidad, convirtiéndose en sombras amigables que bailaban con la luz de las velas. Pepito, acompañado por la oscuridad transformada, aprendió que no debemos temer a lo desconocido, sino que debemos enfrentarlo con valentía y comprensión.

Desde esa noche, Pepito ya no le temió a la oscuridad. Aprendió a apreciar el silencio y la tranquilidad que traía consigo, y la oscuridad se convirtió en su amiga, enseñándole a ver más allá de las sombras y a encontrar belleza incluso en los momentos más oscuros.

FIN.

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