Pepo el Caracol, la Carrera y los Colores
Había una vez, en el bosque de Coloreando, un caracol llamado Pepo. Pepo no era un caracol común, ya que tenía una caracola brillante que reflejaba todos los colores del arcoíris. Sin embargo, Pepo siempre se sentía un poco triste porque sus amigos, las ardillas, los pájaros y otros animales del bosque, siempre le decían que era demasiado lento para participar en las carreras.
Un día, mientras Pepo paseaba por el bosque, escuchó un grupo de animales hablando sobre una gran carrera que se iba a llevar a cabo en la colina de los colores.
"¡Es la carrera más emocionante del año!", decía Sara la ardilla.
"El ganador recibirá una medalla de oro y será el rey o reina de la colina por un día!", agregó Pío el pajarito.
Pepo sintió un cosquilleo en su pancita. Siempre había soñado con correr, pero no podía dejar de pensar en lo que le decían sus amigos.
"No, no, yo no puedo participar. Soy muy lento", pensó en voz alta.
De repente, una mariposa colorida llamada Lila se acercó a Pepo.
"¿Por qué no participas, Pepo? Tu caracola es hermosa y llena de colores. Tal vez puedas sorprendernos a todos con algo diferente".
Pepo sonrió tímidamente, pero aún así estaba decidido a no participar. Sin embargo, esa noche no pudo dormir pensando en todos los colores del bosque y cómo su caracola brillaba entre ellos.
Al día siguiente, el día de la carrera, cuando se reunieron todos en la colina, Pepo decidió presentarse.
"¡Yo quiero participar!" gritó con todas sus fuerzas.
Los animales se sorprendieron y algunos comenzaron a reírse.
"¿Un caracol corriendo? Esto va a ser un chiste y medio", dijo Max el conejo.
Pero Pepo no se desanimó. Con una gran sonrisa, escuchó las reglas.
"La carrera no solo es para llegar primero, sino también para disfrutar del viaje y compartir los colores de nuestra amistad con los demás", explicó el Sr. Gato, el juez de la carrera.
La carrera comenzó y Pepo comenzó a avanzar despacito. Todos los demás animales ya estaban muy lejos, y Pepo se sentía un poco solitario.
De repente, algo mágico ocurrió. Mientras Pepo se movía, su caracola empezó a brillar más y más con cada paso que daba. Las ardillas y otros animales se dieron cuenta de que el caracol tenía un talento especial.
"¡Miren su caracola! Es como un arcoíris moviéndose por el bosque!", gritó Lila.
Pepo se sintió feliz porque todos estaban admirando su caracola. Él no solo estaba corriendo, sino que estaba llenando de colores el bosque con su luz. A medida que avanzaba, más animales empezaron a acercarse a verlo y a aplaudirlo.
Sin embargo, llegó un momento en que Pepo se dio cuenta de que los animales, en su apuro, estaban tan concentrados en correr, que se estaban olvidando de disfrutar el momento. Pepo decidió hacer una pausa y dijo:
"¡Esperen! ¡Miremos juntos los colores del bosque!"
Los animales se detuvieron y se unieron a Pepo. Juntos, miraron las flores brillantes, el cielo azul y se dieron cuenta de que la edición de la carrera no era solo sobre quién ganaba, sino también sobre la belleza de todo lo que los rodeaba.
Al final de la carrera, cuando Pepo llegó a la meta, fue recibido con un estruendoso aplauso. El Sr. Gato le entregó una medalla brillante.
"Tú no solo participaste, Pepo, sino que nos enseñaste a todos sobre la belleza de disfrutar el camino y valorar cada momento. ¡Eres el verdadero rey de la colina!"
Pepo sonrió con felicidad y se dio cuenta de que lo importante no era ser el más rápido, sino disfrutar cada paso de la vida y apreciar los colores que nos rodean.
Desde aquel día, Pepo no solo fue conocido como Pepo el caracol, sino también como Pepo, el caracol de los colores, quien siempre recordaba a todos que la vida es una carrera donde lo más importante es el camino y los amigos que encontramos en él. Y así, Pepo vivió con una sonrisa en su caracola, enseñando a los demás a ver la belleza que hay en cada momento.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.