Pepo y Don Ernesto



Había una vez una pelota de fútbol llamada —"Pepo" , que era la favorita del equipo de la escuela. Pepo era muy especial porque había sido regalado por el abuelo del capitán del equipo.

Un día, después de un partido muy emocionante, los jugadores dejaron a Pepo olvidada en el campo bajo el sol ardiente. La pelota no se dio cuenta y siguió allí durante varias horas. Cuando los jugadores volvieron para reagarrarla, notaron que algo extraño estaba sucediendo.

La pelota ya no tenía su forma redonda y perfecta. Ahora parecía más bien un globo mal inflado. - ¿Qué le pasó a Pepo? - preguntó el capitán al verla así.

- No sé, pero parece que estuvo mucho tiempo al sol - dijo otro jugador preocupado. Los chicos intentaron inflarla de nuevo con una bomba de aire, pero nada funcionaba. Parecía como si hubieran perdido a su querida Pelota para siempre.

De repente, uno de los chicos tuvo una idea brillante: llevaron a Pepo a un taller mecánico cercano donde trabajaba Don Ernesto, un hombre mayor y sabio que conocía todo sobre arreglar cosas rotas o desgastadas.

Don Ernesto examinó cuidadosamente la pelota y luego les dijo:- Chicos, esta pelota ha perdido parte del aire y también algunas piezas importantes dentro de ella. Pero hay algo que puedo hacer para ayudarlos...

Y así comenzó su trabajo: con paciencia y habilidad fue pegando pedazos nuevos en la pelota e inflándola poco a poco hasta que recuperara su forma original. Los chicos estaban asombrados al ver cómo su pelota favorita había vuelto a la vida gracias a Don Ernesto.

Y aunque no era perfecta, Pepo estaba lista para volver a rodar en el campo de fútbol. - ¡Gracias, Don Ernesto! - dijeron los chicos emocionados al despedirse.

- No hay nada más gratificante que arreglar algo roto y verlo funcionando de nuevo - respondió Don Ernesto con una sonrisa. Desde ese día, los jugadores cuidaron mucho más a su pelota y siempre recordaron la importancia de no dejarla olvidada bajo el sol.

Además, aprendieron que cuando algo se rompe, siempre hay alguien dispuesto a ayudar a repararlo si lo buscamos con paciencia y perseverancia.

FIN.

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