Pequeños Gigantes Juntos



. En ese lugar, había una gran variedad de juegos y actividades para que los niños pudieran divertirse y aprender al mismo tiempo. Un día, llegó un niño nuevo llamado Tomás.

Era tímido y no sabía cómo hacer amigos en el lugar. Los otros niños intentaron acercarse a él, pero parecía que siempre estaba distraído o incómodo. Un día, mientras jugaban a la pelota en el patio del lugar, Tomás se acercó tímidamente al grupo.

Uno de los niños le pasó la pelota y le preguntó si quería jugar con ellos. Tomás dudó por un momento, pero finalmente aceptó.

A medida que iban jugando juntos, se dio cuenta de que los otros niños eran muy divertidos y amables. "¡Genial! ¡La atrapé!" -dijo Tomás emocionado cuando logró interceptar la pelota lanzada por uno de sus nuevos amigos.

Los días siguientes fueron similares: Tomás se integraba más y más al grupo mientras descubrían todos los juegos del lugar. Sin embargo, algo extraño comenzó a suceder: cada vez que jugaban juntos, algunos de los niños comenzaban a pelearse entre sí por cosas pequeñas como quién había ganado o perdido un juego.

Tomás no entendía bien por qué se peleaban así, pero notaba que cuando lo hacían, dejaban de disfrutar del juego y terminaban sintiéndose mal. "¿Por qué discuten tanto?" -preguntó un día durante una partida de ajedrez con otro niño llamado Pedro. "No sé...

supongo que cada uno quiere ganar" -respondió Pedro encogiéndose de hombros. "Pero... ¿no es más divertido disfrutar del juego juntos sin importar quién gane o pierda?" -dijo Tomás mientras movía una de sus piezas.

Pedro se quedó pensando en lo que había dicho Tomás y se dio cuenta de que tenía razón. A partir de ese día, los niños comenzaron a jugar sin pelearse tanto y aprendieron a disfrutar juntos del tiempo que pasaban en pequeños gigantes.

Tomás también aprendió algo importante: que aunque al principio era difícil hacer amigos, al final todo valía la pena cuando encontrabas personas con las que podías compartir momentos felices.

Y así, el grupo de amigos siguió jugando y divirtiéndose juntos en pequeños gigantes, siempre recordando la lección que Tomás les había enseñado sobre la importancia de disfrutar el juego juntos.

FIN.

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