Perdidos en el desierto rojo



Había una vez un grupo de amigos en un pequeño pueblo llamado Lomas Verdes. Ese grupo estaba formado por Lucas, un curioso explorador; Sofía, una talentosa artista; y Mateo, el más ingenioso de todos. Un día, decidieron hacer una excursión a la misteriosa montaña del desierto rojo, conocida por sus extrañas formaciones rocosas y colores vibrantes.

-Debemos prepararnos bien, nunca se sabe qué sorpresas nos espera en el desierto - dijo Lucas, ajustándose su mochila.

-Si encontramos algo interesante, puedo dibujarlo - agregó Sofía, sonriendo.

-Y yo traeré una brújula y un mapa - aseguró Mateo, con una mirada decidida.

Con todo listo, los tres amigos partieron al atardecer, iluminando el camino con sus lámparas. Al llegar al desierto, el paisaje los dejó sin aliento. La arena roja brillaba bajo el sol, y las rocas parecían salidos de un cuento de hadas.

-Miren, esas rocas parecen esculturas - exclamó Sofía, hacia unas formaciones que se asemejaban a animales.

-¡Podemos llamarlas la

FIN.

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