Perrita tejedora



Jardin era una perrita muy simpática y curiosa. Vivía en una casa con su familia humana, la cual adoraba jugar con ella y darle muchos mimos.

Un día, mientras Jardin jugaba en el jardín trasero de su casa, encontró un ovillo de lana que había quedado allí por accidente. Sin pensarlo dos veces, comenzó a mordisquear el hilo y a tirar de él con sus dientes hasta que logró desenredarlo completamente.

- ¡Miren lo que encontré! -ladró Jardin emocionada al entrar corriendo a la casa con el ovillo de lana en su hocico-. La familia humana sonrió al verla tan feliz y le preguntaron qué haría con todo ese hilo. - No lo sé...

Tal vez podría hacer algo bonito con él -dijo Jardin moviendo su cola animadamente-.

La mamá humana recordó haber visto un libro sobre tejido en la biblioteca del barrio y decidió ir a buscarlo para enseñarle a Jardin cómo usar esa lana para crear algo especial. Juntas se sentaron en el sofá y comenzaron a leer las instrucciones. Al principio fue difícil entender los patrones pero poco a poco fueron aprendiendo juntas.

Después de varios intentos fallidos, finalmente lograron tejer una bufanda amarilla brillante que hacía juego perfectamente con el pelaje color ámbar de Jardin. La perrita estaba tan orgullosa de sí misma que no paraba de mover la cola como si fuera un péndulo.

A partir de ese día, cada vez que salían al jardín trasero, Jardin buscaba más ovillos de lana para tejer nuevas creaciones. Aprendió a hacer gorros, guantes y hasta un suéter para su amigo el gato.

Un día, mientras caminaban por la calle, Jardin notó que había muchas personas sin hogar que pasaban frío en las noches. Pensó en cómo podría ayudarlos y decidió usar sus habilidades de tejido para hacerles mantas bien abrigadas.

Poco a poco, fue reuniendo más ovillos de lana donados por amigos y familiares y comenzó a trabajar duro en su proyecto solidario. Cuando finalmente terminó la primera manta, se sintió muy feliz sabiendo que iba a poder ayudar a alguien con ella.

La historia de Jardin pronto se hizo conocida en toda la ciudad y mucha gente comenzó a colaborar con sus proyectos solidarios.

Gracias al esfuerzo y dedicación de esta perrita tan especial, muchas personas pudieron pasar las noches más abrigadas durante los inviernos más crudos. De esta forma, Jardin demostró que siempre hay algo bueno que podemos hacer por los demás si ponemos nuestro corazón y nuestras habilidades al servicio del prójimo.

FIN.

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