Perrito futbolista y actor
Había una vez un perrito llamado Tito que vivía en una pequeña casa con su dueña, la señora Ana.
Tito era un perrito muy especial, ya que siempre soñaba con ser humano para poder entrar al cine y ver las películas como lo hacían las personas. Un día, mientras Tito caminaba por el parque, se encontró con su amigo gato, Simón. "Hola Tito", dijo Simón. "¿Qué haces por aquí?". "Hola Simón", respondió Tito.
"Estoy caminando y pensando en cómo podría convertirme en humano para poder ir al cine". Simón se rió y le preguntó: "¿Por qué quieres ser humano solo para ir al cine? ¿No te gusta ser un lindo perrito?".
Tito suspiró y explicó: "Me encanta ser un perro, pero siempre me ha gustado ver películas como lo hacen los humanos. Siempre veo a mi dueña Ana emocionarse cuando va al cine y me encantaría sentir esa emoción también".
Simón entendió a su amigo y le dio una idea: "Tal vez podrías intentar hacer algo diferente para sentirte emocionado. ¿Por qué no pruebas algo nuevo?"Tito pensó detenidamente en las palabras de Simón durante varios días hasta que finalmente decidió hacerlo.
Un día mientras caminaba por el parque nuevamente vio a unos niños jugando fútbol cerca de él. "¡Eso es! ¡Jugaré fútbol!", pensó Tito emocionado.
Fue entonces cuando comenzaron los entrenamientos intensivos de fútbol todos los días después del trabajo de la señora Ana. Tito se esforzaba al máximo para mejorar su técnica y habilidades, pero en el fondo todavía quería ir al cine como un humano.
Un día, mientras Tito estaba jugando fútbol con los niños del parque, se acercó una mujer que trabajaba para una famosa productora de cine. La mujer había estado viendo a Tito jugar y quedó impresionada por su talento. "¿Te gustaría trabajar en una película?", preguntó la mujer.
Tito estaba tan emocionado que no podía creer lo que acababa de escuchar. "¡Sí! ¡Claro que sí!", respondió sin pensarlo dos veces.
Fue entonces cuando comenzaron las grabaciones de la película y Tito se convirtió en el perro más famoso del mundo del cine. Las personas lo adoraban y le pedían autógrafos donde quiera que iba.
Pero lo más importante para él fue darse cuenta de que ya no necesitaba convertirse en humano para sentirse emocionado, ya que había encontrado otra forma de hacerlo a través del fútbol y actuación.
Una noche después de terminar una larga sesión de grabación, Tito caminó hacia casa acompañado por Simón quien lo felicitó por todo lo logrado: "Vaya amigo, nunca imaginé verte haciendo tantas cosas nuevas". Tito sonrió felizmente y le dijo: "Gracias Simón. Me di cuenta de algo importante; no necesitas ser alguien diferente para disfrutar las cosas nuevas".
Desde ese día, Tito continuó actuando en películas mientras seguía jugando fútbol con sus amigos todos los días. Aprendió a valorar cada momento como perrito sabiendo que la felicidad no depende de ser humano sino de hacer lo que te gusta y disfrutarlo al máximo.
FIN.