Perritos Perdidos
Había una vez en un hermoso pueblo de la provincia de Buenos Aires, dos perritos llamados Luli y Toby. Eran los mejores amigos y siempre estaban juntos, jugando y explorando el vecindario.
Un día soleado, mientras perseguían mariposas en el parque, Luli y Toby se encontraron con un grupo de niños que estaban lanzando un frisbee. Ellos se emocionaron tanto que corrieron detrás del frisbee sin darse cuenta de que se habían alejado demasiado del parque.
Cuando finalmente recuperaron el frisbee, los niños volvieron al parque pero Luli y Toby no sabían cómo regresar a casa. Se encontraban perdidos en medio de calles desconocidas.
Toby comenzó a preocuparse mucho porque extrañaba su hogar y a su familia humana. Pero entonces recordó algo importante: ¡él conocía el camino de vuelta! En una ocasión anterior, cuando había escapado por la puerta trasera abierta, había explorado todo el pueblo antes de volver a casa. —"Luli" , dijo Toby emocionado.
"¡Sé cómo volver a casa! Sígueme". Luli estaba asustada pero confiaba en su amigo así que decidió seguirlo sin dudarlo. Juntos caminaron por las calles del pueblo buscando señales familiares o algún lugar conocido.
Mientras avanzaban por las calles empedradas, se cruzaron con diferentes personajes del vecindario: la Señora Marta con su canasta llena de verduras frescas, Don Pepe arreglando su bicicleta en la vereda y hasta vieron al cartero repartiendo cartas. "¡Hola perritos!", saludó el cartero.
"¿Se han perdido?"Luli y Toby asintieron con tristeza. El cartero, que conocía a todos en el pueblo, les dio una idea. "Sigan la ruta del olor a pan recién horneado", sugirió el cartero.
"Los llevará directo al centro del pueblo". Siguiendo el consejo del amable cartero, Luli y Toby se dirigieron hacia donde venían los deliciosos aromas de las panaderías locales.
Mientras caminaban por las calles adoquinadas, los dos amigos disfrutaron de los olores tentadores y hasta recibieron algunas migajas de bondadosos vecinos que veían su deseo de volver a casa. Después de un largo camino lleno de aventuras y nuevos amigos, Luli y Toby finalmente llegaron al centro del pueblo.
Ahí reconocieron la plaza principal con su hermosa fuente rodeada de bancos pintados de colores vivos. "¡Estamos cerca! ¡Ya casi estamos en casa!", exclamó Toby emocionado.
Siguiendo su instinto, los dos perritos doblaron en la última esquina y vieron su hogar justo frente a ellos. Corrieron tan rápido como pudieron y saltaron sobre la verja para reunirse con sus familias humanas que estaban preocupadas buscándolos por todo el vecindario.
Las lágrimas se convirtieron en sonrisas mientras abrazaban a Luli y Toby con amor y gratitud por haber vuelto sanos y salvos. Los niños también estaban felices porque extrañaban mucho a sus fieles compañeros animals. Desde ese día, Luli siempre recordaba el camino de regreso a casa y nunca más se perdieron.
Juntos, continuaron explorando su vecindario pero siempre volvían al hogar donde los esperaban con mucho cariño.
Y así, Luli y Toby aprendieron una lección importante: la importancia de estar juntos y confiar en sus instintos para encontrar el camino a casa.
FIN.