Perro y la Cigüeña Matemática
Era una vez, en un pequeño pueblo, un perro llamado Rocky que adoraba jugar en el parque. Rocky era muy curioso y le encantaba olfatear cada rincón. Un día, mientras exploraba, se encontró con algo increíble: una escalinata brillante que subía hacia las nubes.
"¡Qué emocionante!", pensó Rocky. "Tal vez haya algo divertido arriba."
Sin pensarlo dos veces, comenzó a subir las escaleras, ladrando y dando saltos. Cada escalón que subía se sentía más animado. Cuando llegó a la cima, se encontró con una cigüeña muy peculiar que llevaba un altavoz.
"¡Hola, perro aventurero! Soy Estela, la cigüeña matemática. ¿Estás listo para aprender?"
"¡Hola, Estela! No sabía que las cigüeñas sabían de matemáticas. ¡Yo solo quería jugar!"
Respondió Rocky, moviendo la cola emocionado.
Estela sonrió y le dijo:
"Aquí en la cima de la escalera, todos los días hacemos retos de matemáticas y juegos divertidos. ¡Hoy puedo enseñarte algunas cosas!"
Rocky nunca había pensado que las matemáticas pudiesen ser divertidas. No obstante, la curiosidad lo impulsó a quedarse.
"¿Qué tipo de juegos hacemos?", preguntó Rocky.
"¡Mirá! Aquí tengo unos bloques de colores. Cada color representa un número. Si juntamos dos bloques rojos y tres bloques azules, ¿cuántos bloques tenemos en total?"
Rocky se puso a pensar.
"Mmmm, dos más tres… ¡Cinco!"
"¡Muy bien, Rocky! Eres un genio. Pero ahora, ¿qué te parece si hacemos una carrera de escaleras? Cada vez que lleguemos a un escalón, resolveremos un misterio matemático. ¿Te animas?"
Rocky ladra entusiásticamente.
"¡Sí! ¡Vamos!"
La cigüeña y el perro comenzaron a bajar las escaleras, saltando de un escalón a otro.
"Primero, ¿cuántos escalones hay si bajamos de diez a cero?"
"¡Diez escalones!", contestó Rocky con energía.
Entonces, llegaron al quinto escalón y Estela decidió jugar un poco.
"Ahora, Rocky, si tenemos cinco nubes en el cielo y se van tres, ¿cuántas quedan?"
"Ehhh… ¡dos nubes!"
Al llegar al tercer escalón, la chirriante voz de Estela se hizo más emocionante.
"Cada vez que lleguemos a un número par, ¡vamos a hacer una pausa para contar algo divertido!"
Cuando llegaron al segundo escalón, Estela anunció:
"¡Pausa! ¿Sabías que los patos también tienen sus propios secretos matemáticos?"
"¿Qué secretos, Estela?"
"¡Los patos tienen que contar sus crías para que no se les pierdan! ¡Eso es una matemática súper importante!"
Rocky se sorprendió.
"¡Wow, nunca había pensado que los animales hacen matemáticas también!"
Continuaron bajando. En el último escalón, Estela llamó a Rocky al respecto.
"¿Qué aprendiste hoy?"
"Aprendí que las matemáticas se pueden usar en muchas cosas, incluso jugando. También que la curiosidad nos puede llevar a lugares insospechados."
"Exactamente, Rocky. Nunca dejes de explorar y de aprender. "
Al terminar el día, Rocky se despidió de Estela, con el corazón lleno de alegría. Subió y bajó las escaleras de nuevo, con una nueva perspectiva de las matemáticas. Ahora sabía que, con cada número y cada cuenta, podía descubrir un mundo lleno de sorpresas.
Y así, cada vez que veía las escaleras del parque, Rocky recordaba su divertida aventura con la cigüeña matemática, listo para seguir explorando y aprendiendo algo nuevo cada día.
FIN.