Persiguiendo sueños



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Pesquera, tres jovencitas muy curiosas y aventureras: Sofía, Valentina y Lucía. Un día soleado decidieron ir de pesca al lago que estaba cerca de su casa.

Empacaron sus cañas de pescar, bocadillos y mucha energía para pasar un día divertido. Al llegar al lago, encontraron un lugar tranquilo desde donde podían lanzar sus anzuelos.

Mientras esperaban a que los peces picaran el cebo, empezaron a contar historias y reírse entre ellas. De repente, algo brillante captó la atención de las chicas. Era un pez dorado nadando cerca de la orilla del lago. Estaban asombradas por su belleza y brillo reluciente.

- ¡Miren ese pez dorado! - exclamó Valentina emocionada. - Debe ser muy especial, nunca hemos visto uno así antes - agregó Sofía con entusiasmo. Sin pensarlo dos veces, decidieron intentar atraparlo. Lanzaron sus cañas con habilidad tratando de capturar al escurridizo pez dorado.

Pero por más que lo intentaron, el pez era demasiado rápido para ellas. Desalentadas pero no derrotadas, las chicas decidieron buscar ayuda en el pueblo para poder atrapar al misterioso pez dorado.

Caminaron hasta la tienda del señor Antonio, un viejo pescador experto conocido por todos en Villa Pesquera. - Señor Antonio, necesitamos su ayuda - dijo Lucía con timidez. El señor Antonio levantó la mirada sorprendido por ver a las jóvenes tan decididas.

- ¿Qué les ocurre, jovencitas? - Hemos visto un pez dorado en el lago, pero es demasiado rápido para nosotras. Queremos atraparlo, pero no sabemos cómo - explicó Sofía con determinación. El señor Antonio sonrió y les dijo:- Ese pez dorado es muy especial.

Se dice que puede conceder un deseo a quien lo atrape. Pero no será fácil, necesitarán paciencia y perseverancia. Las chicas asintieron emocionadas ante la posibilidad de tener su deseo cumplido.

El señor Antonio les dio algunos consejos sobre cómo mejorar sus habilidades de pesca y las animó a seguir intentándolo. Con una nueva estrategia en mente, las chicas regresaron al lago decididas a atrapar al pez dorado.

Pasaron horas lanzando sus anzuelos una y otra vez sin éxito alguno. La frustración comenzaba a apoderarse de ellas cuando Valentina tuvo una idea brillante. - ¡Chicas! Creo que he descubierto algo - exclamó Valentina emocionada -. Este pez dorado parece ser muy curioso por naturaleza.

Si creamos una distracción, tal vez podamos acercarnos lo suficiente para capturarlo. Las chicas se miraron entre sí y asintieron entusiasmadas con la nueva estrategia de Valentina.

Decidieron hacer una representación teatral junto al lago para llamar la atención del pez dorado mientras Sofía se preparaba para lanzar su anzuelo en el lugar exacto. Cuando todo estuvo listo, Lucía empezó a cantar y actuar como si fuera una sirena mientras Valentina y Sofía hacían movimientos graciosos y divertidos.

El pez dorado, atraído por el ruido y la diversión, se acercó cada vez más. - ¡Ahora, Sofía! - gritó Valentina emocionada. Sofía lanzó su anzuelo con precisión milimétrica y logró atrapar al pez dorado.

Las chicas celebraron su victoria con saltos de alegría mientras el pez brillante luchaba en el extremo del anzuelo. Cuando finalmente sacaron al pez dorado del agua, este empezó a hablar:- Gracias por liberarme de mi prisión en el lago.

Como recompensa, concederé un deseo a cada una de ustedes. Las chicas no podían creer lo que estaban escuchando.

Cada una pidió un deseo especial: Sofía deseó convertirse en veterinaria para ayudar a los animales enfermos; Valentina deseó ser una gran chef para cocinar deliciosas comidas para su familia; y Lucía deseó convertirse en escritora para contar hermosas historias al mundo. El pez dorado sonrió antes de desaparecer bajo las aguas del lago.

Las chicas se miraron entre sí con gratitud por haber tenido esa increíble experiencia juntas. A partir de ese día, las jovencitas nunca dejaron de perseguir sus sueños.

Sofía estudió mucho y se convirtió en una exitosa veterinaria; Valentina asistió a clases de cocina y abrió su propio restaurante famoso por sus exquisitos platos; Lucía escribió cuentos infantiles que inspiraban a niños de todas partes. La historia del pez dorado se convirtió en una leyenda que se contaba de generación en generación en Villa Pesquera.

Y las tres jovencitas, ahora adultas, siempre recordaron aquel día mágico y el poder de la perseverancia para hacer realidad sus sueños.

FIN.

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