Petra, la piraña bondadosa

Había una vez en lo más profundo de la selva, una piraña muy malota llamada Petra.

Petra era conocida por ser la más temida entre todas las pirañas del río, ya que siempre atacaba a los demás peces y no compartía su comida con nadie. Un día, mientras Petra nadaba por el río buscando su próxima presa, se encontró con un pececito pequeño y asustado llamado Pepe. Pepe estaba perdido y tenía miedo de que Petra quisiera comérselo.

"¡No me comas, por favor! ¡Tengo una familia que cuidar!", suplicó Pepe temblando de miedo.

Petra se rio con malicia y dijo: "¡Claro que te voy a comer! Soy la piraña más malota del río y a mí no me importa tu familia". Pero justo cuando Petra se disponía a atacar a Pepe, algo extraño sucedió.

De repente, el agua alrededor de Petra comenzó a brillar con una luz dorada y una voz misteriosa resonó en todo el río. "Petra, has sido muy cruel con los demás habitantes del río. Es hora de que aprendas una lección", dijo la voz. Petra miraba sorprendida a su alrededor sin entender qué estaba pasando.

La luz dorada la envolvió por completo y cuando desapareció, Petra ya no era la misma piraña malota de antes. Ahora Petra se sentía diferente. Ya no quería lastimar a los demás peces ni ser egoísta con la comida.

Comenzó a ayudar a los peces heridos, compartía su comida e incluso jugaba con los más pequeños. Pepe no podía creer lo que veía y le preguntó a Petra: "¿Qué te pasó? ¡Eras tan malvada antes!".

Petra sonrió dulcemente y explicó: "Algo cambió dentro de mí. Me di cuenta de que lastimar a los demás no me hacía feliz. Ahora quiero ser amable y ayudar en lugar de lastimar".

Desde ese día, Petra se convirtió en la piraña más querida del río. Todos los peces disfrutaban de su compañía y admiraban cómo había cambiado para bien.

Y así, gracias a esa experiencia mágica, Petra aprendió una gran lección: nunca es tarde para cambiar y convertirse en alguien mejor si uno está dispuesto a hacerlo desde el corazón. Y colorín colorado este cuento ha terminado.